A continuación, reproduzco una carta publicada en la revista XL Semanal. Ha sido la ganadora de un concurso denominado «La mejor carta de la semana».
La escribe Aurora M.C., de Vizcaya.
Después de leerla te deja una sensación muy cálida en todo tu ser. Una historia que destaca el efecto que tienen algunas personas en nosotros gracias a su buen hacer. Espero que os deje la misma sensación que me ha dejado a mí.
Trabajo para la Administración, atiendo a personas.
Ese día acudía con prisa y con un estado de ansiedad importante a una oficina de Hacienda. Me atendió de forma pausada, explicándome con paciencia cada apartado de un impreso engorroso de rellenar. Sobrepasó su horario de atención al público, se aseguró de que yo lo atendía todo.
Días después, al entregar yo el impreso, repasó de nuevo con paciencia y delicadeza cada hoja y comprobó que no hubiera errores.
Su actitud fue un bálsamo para mí.
Volví una tercera vez. Agradecida le dije que había conseguido mucho más que realizar su trabajo, que por aquellos días mi estado de ánimo estaba resentido, y que su atención y trato exquisito eran una de las mejores cosas que me habían ocurrido.
No se limitó a agradecérmelo. Se levantó, rodeó su escritorio y me abrazó. Me dijo que yo también le acababa de alegrar la semana. Y yo lloré (soy muy llorona).
Pienso en mi trabajo, en cualquier trabajo, que tantas veces va más allá de la simple obligación. Trabajar con personas no es fácil, pero sigue dándonos las mayores satisfacciones.
Yo también trabajo en la administración de cara al público y fue muy reconfortante leer el artículo. ¿El problema es encontrar personas como ella!
Gracias por compartir