Cuando nos comprometemos con algo o alguien que queremos, sacamos fuerzas de donde aparentemente no las hay. Nuestra capacidad de innovar en nuestra vida se multiplica por diez y dirigimos toda esa fuerza creativa a tratar de sorprender a la persona que amamos.
Cada momento que pasamos juntos se transforma en arte y sacamos lo mejor de nosotros mismos. Quizá el reto sea lograr que perdure esa fuerza creativa capaz de sorprender a la otra persona y no muera la ilusión de nuestros primeros momentos juntos en los cuales lo único que importaba era buscar la sonrisa de la otra persona.
“La irregularidad, es decir, lo inesperado, la sorpresa o el estupor son elementos esenciales y característicos de la belleza.” Charles Baudelaire.
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