El camino no siempre es sencillo; está lleno de obstáculos que nos impiden avanzar. Muchos de esos obstáculos nos los autoimponemos nosotros mismos; por eso tenemos que encontrar la manera de poder superarlos. Reconocerlos a tiempo nos permite aceptarlos como parte del viaje y preparar una respuesta antes de que aparezcan, reduciendo la resistencia y manteniendo el avance.
Lo útil de identificar los posibles frenos es doble: por un lado, normalizamos las dificultades como parte del proceso; por otro, diseñamos de antemano planes de acción para cuando se presenten. Como recordatorio práctico: el obstáculo es esa parte del camino que nos fortalece porque nos obliga a despertar recursos que de otra forma no usaríamos.
A continuación vas a ver una recopilación de 15 cosas que nos impiden seguir hacia nuestro objetivo.
Obstáculos habituales y cómo afrontarlos
- 1. Esperar que las cosas ocurran sin que cambiemos nada. Todo en esta vida necesita de un esfuerzo para llevarse a cabo. Si nos quedamos sentados sin hacer nada, nada ocurrirá. El antídoto es pasar de la intención a la acción con el siguiente paso concreto: define una tarea pequeña, medible y pon fecha y hora para ejecutarla.
- 2. Esperar infinitamente al momento adecuado. No existe el momento perfecto, así que decídete y hazlo ya. Cuanto más tiempo pase, más difícil será tomar realmente la decisión. Cuando la duda o el miedo aparezcan, limita el análisis y actúa en ventanas de tiempo protegidas de distracciones como email, mensajería o redes.
- 3. Planificación demasiado excesiva. No planees en exceso porque te costará tomar decisiones. Ten un plan estándar y amóldate a los cambios según vayan surgiendo. Prevé obstáculos frecuentes y diseña un plan B o C simple para cada uno.
- 4. No quieres tomar riesgos innecesarios. Aceptémoslo, quien no arriesga, no gana. A veces debemos apostar si queremos el éxito que ansiamos. Reduce el miedo con experimentos pequeños de bajo coste y recuerda el coste de no actuar: oportunidades perdidas.
- 5. Los rechazos del «ayer» nos perjudican en el «hoy». Aprende a dejar atrás las experiencias que no salieron bien y mira hacia el futuro. Practica la resiliencia: extrae la lección, ajusta el plan y sigue avanzando.
- 6. No asumes tu responsabilidad. Sé capaz de admitir tus errores y corregirlos para aprender y avanzar. La responsabilidad personal alimenta la autoconfianza y te devuelve el control.
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- 7. Quieres que las cosas sean perfectas. Tienes que entender que las cosas no siempre van a ser perfectas. Cambia la vara de medir a «suficientemente bueno» y prioriza el avance frente a la perfección.
- 8. Evitas la verdad. La verdad es la que es y no se puede cambiar. Esquivar los hechos no reduce su impacto; acepta los datos y decide desde la realidad.
- 9. Tienes la mente cerrada a nuevas ideas. Para afrontar situaciones difíciles necesitas contemplar alternativas. Practica la curiosidad, pide perspectivas y prototipa soluciones.
- 10. Dejas que las personas negativas te transmitan ideas negativas. Olvídate de lo que digan o piensen si no suma. Pon límites claros, reduce la exposición y rodéate de referentes que impulsen.
- 11. Sigues diciéndote a ti mismo que no eres capaz. Mientras no lo creas, no convencerás a nadie. Cambia el diálogo interno por afirmaciones basadas en evidencia: recuerda logros y habilidades.
- 12. Ajústate a la realidad. Basa tus decisiones en datos verificables: indicadores, métricas y retroalimentación. Las suposiciones y fantasías restan claridad.
- 13. Esperabas que las cosas fueran fáciles. Es normal esperarlo, pero no te rindas. El progreso es irregular; celebra avances y mantén la perspectiva de largo plazo.
- 14. Has olvidado la importancia de ayudar a los demás. Observa a quienes te rodean y piensa cómo aportar. La reciprocidad crea redes de apoyo que aceleran el avance.
- 15. No das pequeños pasos cada día. Sólo quieres saltos de gigante y eso no siempre puede ser. Hasta el camino más largo empieza con un paso. Diseña micro-hábitos diarios que sostengan el impulso.
Herramientas prácticas para fluir con los obstáculos
- Claridad y foco: define con precisión a dónde vas y reserva bloques de trabajo sin interrupciones. Elimina notificaciones y protege tu atención en esos periodos.
- Equilibrio idealismo-realismo: imagina en grande para elegir dirección y usa la parte realista para bajar a la acción con el primer paso factible.
- Paciencia y motivación: evita la impaciencia comparando menos y registrando logros. Reconecta con tu para qué y con los beneficios a largo plazo cuando flaquee la ilusión.
- Gestión del tiempo: identifica ladrones del tiempo (llamadas, mensajería, redes), evita reuniones improductivas y deja huecos planificados para imprevistos.
- Formación y mentoría: invierte en aprendizaje continuo. Libros y seminarios mejoran toma de decisiones y autoconfianza; un mentor acelera el progreso.
- Mentalidad ante el fracaso: no te predispongas a fallar; cambia pensamientos limitantes por creencias de crecimiento y aprende de cada iteración.
- Revisión estratégica: si algo no funciona, cámbialo. Ajusta plan, marketing, servicio, nicho o forma de trabajar y busca apoyo profesional si lo necesitas.
- Objetivos escalonados: combina metas a corto, medio y largo plazo para mantener interés y constancia. Las pequeñas victorias sostienen el avance.
- Resiliencia: entrena tu capacidad de tolerar la incomodidad. La resiliencia transforma el dolor en habilidades y te mantiene en el camino.
- Autosabotaje: detecta patrones como posponer, no terminar, excusas o perfeccionismo paralizante y sustitúyelos por acciones mínimas viables.
Elimina estos obstáculos y podrás seguir con tu camino. Libro relacionado:
Mantener el avance es una combinación de claridad, foco sostenido, aprendizaje continuo y pequeños pasos diarios. Si alineas tu mente con tus acciones, proteges tu tiempo y te rodeas de apoyo, los obstáculos dejan de ser muros y se convierten en escalones hacia tu objetivo.