Dormir con la boca sellada: riesgos, evidencia y alternativas

  • La tendencia de sellar la boca al dormir carece de evidencia sólida y puede ser peligrosa.
  • Riesgos potenciales: empeoramiento de la apnea del sueño, asfixia, irritación cutánea y ansiedad.
  • Especialistas recomiendan abordar causas de base y hábitos de vida saludables.
  • En España, ante ronquidos persistentes o somnolencia, conviene acudir a Atención Primaria o a una Unidad del Sueño.

Dormir con la boca sellada

En las redes sociales se ha puesto de moda dormir con la boca sellada con cinta, una práctica que promete mejorar el descanso y reducir los ronquidos. Pese a las promesas virales, las sociedades médicas y los especialistas del sueño advierten de riesgos que no deben pasarse por alto y recuerdan que la evidencia científica disponible es limitada.

La idea de forzar la respiración nasal durante la noche se presenta como una «solución rápida». Sin embargo, la comunidad sanitaria coincide en que no es un método seguro ni recomendado, especialmente para personas con problemas respiratorios no diagnosticados o con congestión nasal frecuente.

Qué es el mouth taping y por qué se ha viralizado

Artículo relacionado:
+160 Reflexiones cortas que te harán pensar

El llamado mouth taping consiste en colocar una cinta adhesiva sobre los labios antes de dormir para evitar abrir la boca. Quienes lo promocionan aseguran que ayuda a respirar por la nariz y a descansar mejor, apoyándose en la idea de que la respiración nasal filtra, humidifica y templa el aire. Aun así, que la respiración nasal sea preferible no significa que sellar la boca sea una práctica segura.

La popularidad ha crecido al calor de vídeos y testimonios personales y de la publicación de libros sobre respiración. Pero los ensayos disponibles son pequeños, con resultados modestos y sin demostrar mejoras consistentes en la calidad del sueño, por lo que no se puede considerar una recomendación clínica.

Qué dice la evidencia disponible

Informes divulgativos y revisiones citan estudios de tamaño reducido que midieron ronquidos y parámetros de sueño con cinta en la boca. En algunos casos se observó una disminución ligera del ruido nocturno, pero no se hallaron pruebas robustas de beneficios sostenidos en descanso, somnolencia diurna o salud general.

Especialistas en medicina del sueño de universidades y hospitales de referencia en Estados Unidos han sido claros: la investigación es de baja calidad, los efectos positivos son discretos y los riesgos no son despreciables. Centros clínicos de prestigio apuntan, además, que cualquier empeoramiento del sueño impacta en el rendimiento diario y en la salud a largo plazo.

Riesgos y a quién puede afectar

Sellar la boca puede suponer un problema para quienes padecen congestión nasal, tabique desviado, alergias o pólipos. En estas situaciones, bloquear la vía oral obliga a ventilar solo por la nariz y podría desencadenar sensación de asfixia o episodios de baja oxigenación.

También preocupa el impacto en personas con apnea obstructiva del sueño (diagnosticada o no). Al cerrar la boca, podría empeorar las obstrucciones de la vía aérea superior, incrementar los ronquidos y dificultar el descanso reparador. En casos de reflujo, regurgitación o náuseas nocturnas, la cinta añade un elemento de riesgo añadido.

No todo es respiratorio: el adhesivo sobre la piel puede provocar irritación, enrojecimiento o brotes de acné, especialmente en pieles sensibles. Algunas personas describen además ansiedad o sensación de pánico al notar la boca cerrada durante la noche.

Conviene recordar que los ronquidos y la respiración bucal crónica suelen ser síntomas, no causas. En muchos pacientes, detrás hay alergias no controladas, desviaciones del tabique, hipertrofia de cornetes o apnea del sueño, problemas que requieren evaluación médica y tratamiento específico.

Alternativas seguras y con respaldo clínico

Antes de experimentar con cintas, los expertos recomiendan medidas sencillas y con aval: cuidar los hábitos de sueño y abordar las causas de base suele ser más seguro y eficaz.

  • Higiene del sueño: horarios regulares, dormitorio oscuro y silencioso, evitar pantallas antes de acostarse.
  • Estilo de vida: reducir o eliminar el alcohol por la noche, dejar de fumar, y mantener un peso saludable.
  • Vía nasal: tratar alergias, usar lavados nasales y considerar tiras nasales externas para mejorar el flujo de aire.
  • Dispositivos médicos: férulas de avance mandibular hechas a medida o CPAP cuando esté indicado por un especialista.
  • Postura: evitar dormir boca arriba si agrava los ronquidos; la posición lateral puede ayudar en algunos casos.

Odontólogos y especialistas del sueño señalan que los dispositivos de avance mandibular, al adelantar ligeramente la mandíbula inferior, ayudan a mantener la vía aérea más abierta y reducen ronquidos en perfiles adecuados. Su indicación debe ser personalizada.

Qué hacer si roncas en España o en Europa

Si hay ronquidos persistentes, pausas respiratorias que observa la pareja, ahogos nocturnos o somnolencia diurna, lo recomendable es pedir cita en Atención Primaria. El médico puede valorar pruebas y derivar a una Unidad del Sueño del hospital.

Estas unidades realizan estudios como la polisomnografía o la poligrafía respiratoria para confirmar o descartar apnea del sueño u otros trastornos. Con diagnóstico, se plantean opciones con evidencia: tratamiento de alergias, dispositivos orales, rehabilitación respiratoria, CPAP o cirugía en casos seleccionados.

En el marco del Sistema Nacional de Salud y de los sistemas europeos, las intervenciones basadas en pruebas científicas tienen prioridad frente a soluciones virales. Evitar prácticas no avaladas reduce riesgos y mejora la adherencia a terapias eficaces.

Más allá del ruido en redes, la prioridad es clara: identificar por qué duermes con la boca abierta y tratar la causa, en lugar de taparla con cinta. Con la guía adecuada, la mayoría de los casos mejora de forma segura y sostenida.

La moda de dormir con la boca sellada ha puesto el foco en la respiración nasal, pero no soluciona el origen de los ronquidos ni del mal descanso y añade riesgos innecesarios. La evidencia actual es escasa y los posibles daños (asfixia, empeoramiento de apnea, irritación cutánea, ansiedad) pesan más que los beneficios. Optar por hábitos saludables, evaluación profesional y tratamientos con respaldo es la vía más sensata para dormir mejor.