El ser humano es social por naturaleza, está configurado para relacionarse en sociedad con sus iguales y establecer relaciones en los diversos ámbitos de la vida. Sin embargo, no siempre es fácil entablar una conversación con personas desconocidas, por mucho que te puedas sentir atraído hacia ellas. Por eso, los juegos de presentación son una buena opción.
Ya sea por timidez, falta de autoestima o por tener una diversidad funcional que afecta a las relaciones con otras personas, como las personas con autismo, para muchos es difícil empezar una conversación con sus iguales.
Existen diversas herramientas que se pueden aplicar a la hora de establecer una comunicación, pero siempre es más sencillo cuando se trata de tú a tú. La cosa se complica cuando se trata de una reunión social donde hay muchas personas, por lo que en esos casos lo más fácil para favorecer la relación es buscar actividades y juegos que inviten a las personas a comunicarse. De una forma fácil, divertida y amena, que ayudará a todo el que lo necesite a comenzar una conversación con otras personas.
Estas son algunas ideas de juegos de presentación para personas adultas, aunque se pueden adaptar para trabajar con niños y con personas con diversas capacidades. Situaciones que pueden volverse complejas y para las que este tipo de juegos en los que se ayuda a las personas a presentarse e iniciar una conversación, son una herramienta perfecta, divertida y efectiva.
La telaraña
Esta actividad de presentación consiste en sentar a todos los integrantes del grupo en un círculo. Para el juego se necesitará un ovillo de lana, cuanto más grande sea el grupo más grande tendrá que ser el ovillo. El juego comienza eligiendo a una persona al azar que deberá sostener el ovillo de lana.
La persona que tiene el ovillo tiene que hacer una pequeña presentación sobre sí mismo, cuestiones básicas como su nombre, edad o aficiones. Cuestiones que se pueden variar en función del tipo de reunión. Cuando termine, tiene que agarrar el cabo del ovillo y lanzarlo a otra persona del grupo.
Cada persona que reciba el ovillo deberá repetir el proceso, sosteniendo en cada caso una parte del ovillo con lo que se irá formando una tela de araña con la lana. Mientras que el juego resulte divertido, puede continuar tantas veces como se desee, así las personas tendrán la oportunidad de añadir más cosas sobre su presentación.
Las tarjetas
Para este juego de presentación se utilizan unas tarjetas o folios que se repartirán entre todos los asistentes. Cada uno debe poner su nombre en mayúsculas y debajo de cada letra de su nombre un adjetivo positivo que comience por dicha letra. Las tarjetas se dejan sobre una mesa y las personas del grupo pueden pasear para ver cada una de ellas.
Después, la persona a cargo del grupo tiene que elegir a dos personas al azar. Estas personas tendrán que intentar recordar algún dato de la tarjeta de la otra persona. Se va pasando el turno a otras dos personas hasta terminar el grupo. Una forma divertida de empezar a conocer a los demás.
El juego de la pelota
Un juego muy sencillo que puede utilizarse de muchas maneras en función de las necesidades del grupo. El juego de la pelota es muy versátil, en este caso y para una actividad de presentación consiste en lanzar la pelota al azar a una persona del grupo. Esta deberá decir el nombre de la persona que le ha pasado la pelota y lanzarla a su vez a otro integrante del grupo.
Después se puede hacer otra ronda con otros detalles, por ejemplo, con alguno de los adjetivos del juego de las tarjetas. La persona que recibe la pelota debe decir un adjetivo que recuerde de quien le haya pasado la pelota.
¿Quién es quién?
Uno de los juegos de mesa de los 90 más conocido y que más tardes de juego ha dado en muchas casas. Se trata de un juego ideal para crear una actividad de presentación en grupos de personas que no se conocen, incluso cuando se trata de niños.
El juego consiste en intentar adivinar quién es quién a partir de ciertos datos. La persona encargada del grupo tiene que preparar unas tarjetas en las que incluya preguntas del tipo: ¿Quién ha nacido en el mismo mes que yo?, ¿Quién tiene más años en el grupo?, ¿Quién ha viajado más o a más países extranjeros?
Después se reparten las tarjetas entre las personas del grupo. Cada uno tendrá que entrevistar a los demás en base a esas preguntas, para ir descubriendo datos de cada uno. Al final, se ponen en común las respuestas que cada uno ha averiguado y se determinan los datos investigados.
Cuatro esquinas
Para esta actividad hay que entregar una hoja de papel a cada persona, también un bolígrafo o un lápiz. Cada uno tiene que dibujar en el centro algo que le simbolice o le represente. En cada esquina tendrá que poner información sobre sí mismo. Su edad irá en la esquina inferior derecha. En la izquierda, algo que no le guste de su forma de ser o su personalidad.
En la esquina superior derecha tendrán que poner cuál es su mayor sueño en la vida, puede ser a nivel laboral, académico o personal, dependerá del tipo de reunión. Por último, en la esquina superior izquierda tienen que poner una afición. Después se cuelgan las hojas en la pared y cada integrante escoge una que no sea la suya.
Cada persona puede elegir qué preguntar sobre lo que ve en la hoja y el propietario tendrá que explicar su símbolo, lo que no le gusta de sí mismo o lo que se quiera preguntar. Así por turnos cada uno se irá presentando a sí mismo de una forma indirecta, a través de las personas que forman el grupo.
Cualquier actividad de presentación debe hacerse desde la diversión porque en el momento en el que alguien se sienta intimidado o violentado, el juego deja de tener sentido. Por ello es muy importante elegir siempre preguntas poco personales, que no puedan causar daño o molestias a las personas. Ya que encontrarse frente a extraños puede resultar complejo y difícil de gestionar.