Finlandia cuenta con el mejor sistema educativo del mundo. Este reconocimiento ha sido respaldado por numerosos informes internacionales, como el Informe PISA, gracias a su enfoque en la igualdad, calidad y éxito escolar. Por otro lado, España presenta retos significativos en su sistema educativo, como tasas más altas de abandono escolar y desigualdades marcadas por el contexto socioeconómico. A continuación, exploraremos en detalle las diferencias clave entre ambos modelos educativos y las prácticas que podrían servir de inspiración para mejorar el sistema español.
Diferencias fundamentales entre los sistemas educativos
El sistema educativo finlandés tiene características únicas que lo diferencian radicalmente del sistema español:
- Apenas existen colegios privados: La mayoría de las escuelas en Finlandia son públicas y gratuitas, lo que elimina la segregación social que a menudo se observa en España, donde alrededor del 32% de los centros educativos son privados o concertados.
- Baja tasa de fracaso escolar: Finlandia tiene solo un 1% de abandono escolar, comparado con el preocupante 30% de España. Este dato refleja el éxito de sus políticas educativas inclusivas y el apoyo específico a los alumnos con mayores dificultades.
- Inicio tardío de la escolarización obligatoria: La educación obligatoria comienza a los 7 años en Finlandia, un enfoque que prioriza el desarrollo emocional y social en los primeros años de vida. En España, los niños comienzan la educación obligatoria a los 6 años.
La profesión de maestro: una cuestión de prestigio
En Finlandia, la profesión docente es altamente valorada y respetada. Para convertirse en maestro, los aspirantes deben superar rigurosos procesos de selección y formación. La carrera de magisterio tiene una duración de 5 años, incluye un máster, y las tasas de aceptación son muy bajas, con requisitos académicos similares a carreras como medicina en España. Este sistema garantiza que solo los candidatos más preparados, vocacionales y motivados lleguen a ejercer como docentes.
Además, durante la formación, los estudiantes reciben un subsidio mensual de aproximadamente 400 euros, un incentivo económico que demuestra el compromiso del gobierno finlandés con la calidad educativa. Por el contrario, en España no se exige una nota mínima elevada para acceder a la carrera de magisterio, y en muchos casos, los alumnos eligen esta opción por no poder acceder a otras carreras.
Metodologías innovadoras y enfoque en el alumno
En Finlandia, el aprendizaje se centra en estimular la curiosidad, el pensamiento crítico y la creatividad. A diferencia de España, donde el sistema tradicional se basa en la memorización de datos, el sistema educativo finlandés fomenta que los alumnos aprendan a razonar y resolver problemas de manera autónoma.
Las clases son interactivas y prácticas, utilizando recursos tecnológicos y actividades como música, trabajos manuales, cocina y economía del hogar. Además, el sistema finlandés ha integrado la enseñanza de habilidades para la vida cotidiana, como costura o gestión financiera, disciplinas que no suelen encontrarse en los planes de estudios españoles.
Flexibilidad horaria y descansos frecuentes
En Finlandia, los horarios escolares son flexibles y adaptados a las necesidades de cada grupo. Las jornadas permiten múltiples descansos de 15 minutos tras cada 45 minutos de clase. Según un estudio de la OCDE, estos pequeños descansos mejoran significativamente la capacidad de atención y el rendimiento académico.
Por el contrario, en España, las jornadas escolares son más largas y cuentan con menos descansos, lo que puede resultar en una mayor fatiga entre los estudiantes. Además, los alumnos finlandeses tienen tardes libres para realizar actividades extracurriculares, una práctica que enriquece su experiencia educativa y fomenta habilidades sociales.
Atención personalizada y apoyo educativo
El sistema educativo finlandés destaca por su enfoque en la equidad y la atención personalizada. En cada aula, además del maestro principal, suele haber un ayudante o profesor de apoyo, lo que permite dividir la clase en grupos más pequeños y ofrecer una enseñanza más individualizada.
Cuando se detecta que un alumno tiene dificultades, el sistema implementa rápidamente medidas de refuerzo, como clases adicionales o tutorías. Este enfoque proactivo contrasta con el sistema español, donde los ratios profesor-alumno son más altos y los recursos de apoyo suelen ser insuficientes para atender las necesidades de todos los estudiantes.
Inversión en educación: un modelo de éxito
Finlandia invierte aproximadamente el 6,5% de su PIB en educación, mientras que en España esta cifra es del 4,3%. Este compromiso financiero permite que la educación en Finlandia sea completamente gratuita, incluyendo libros, transporte escolar y comedor.
Además, el gobierno finlandés otorga ayudas económicas a las familias con niños pequeños y facilita la conciliación laboral mediante políticas de permisos parentales extendidos y guarderías accesibles. En España, aunque existen ayudas, las familias suelen enfrentar gastos significativos en libros de texto, transporte y actividades extracurriculares.
Otros aspectos clave del sistema educativo finlandés
- Participación de las familias: En Finlandia, las familias se consideran actores clave en la educación de los niños. Los padres tienen acceso directo a los profesores y participan activamente en las decisiones escolares.
- Autonomía de los centros: Las escuelas tienen la libertad de desarrollar sus propios programas y estrategias educativas, siempre dentro de un marco general proporcionado por el Ministerio de Educación. Esto permite adaptar la enseñanza a las necesidades locales.
- Éxito en la enseñanza de idiomas: Los alumnos finlandeses destacan en competencias lingüísticas gracias a la exposición constante al inglés y a otras lenguas en su vida diaria, como películas en versión original y textos bilingües.
El modelo educativo finlandés es un claro ejemplo de cómo un enfoque igualitario, inclusivo y centrado en el bienestar del estudiante puede generar resultados sobresalientes. España tiene mucho que aprender de este sistema, especialmente en áreas como la formación docente, el apoyo educativo, y la inversión en recursos. Adoptar algunas de estas prácticas podría ser un paso crucial hacia una educación más equitativa y de mayor calidad.
En España Magisterio tiene una duración de 3 años, no 2
4, si son estudios de Grado.