Arthur Schopenhauer era ateo y pesimista… Nació en 1788 y sus pensamientos no dejaron indiferente a nadie. A pesar de que falleció en 1860, sus pensamientos siguen a día de hoy bastante presentes en la mente de muchas personas. Era filósofo y pensador en lengua alemana en el siglo XX. Su obra más conocida es “El mundo como voluntad y representación”.
Era un estudiante excelente, su filosofía tiene que ver con el budismo, el taoísmo, el hinduismo, etc. Su filosofía era muy elaborada para el siglo en el que se encontraba y tenía cierta evolución hacia la metafísica que influenció posteriormente a escritores como Borges, Unamuno o Beckett. Incluso fue inspirador para científicos tan importantes como Albert Einstein. En 1809 comenzó su carrera de medicina en la Universidad de Gotinga, pero cuando conoció al profesor de filosofía Gottlob Schulze se dio cuenta de que debía dar un vuelco a su vida y comenzó a interesarse y estudiar a Platón, Kant, Spinoza o Aristóteles.
Era un gran lector y presentó su tesis ‘Über die vierfache Wurzel des Satzes vom zureichenden Grunde’ (‘Sobre la cuádruple raíz del principio de razón suficiente’) en 1813, consiguiendo el nombramiento de Doctor por la Universidad de Jena. Consiguió una balanza en la Universidad de Berlín pero sus desacuerdos con Hegel y sus enfrentamientos le etiquetaron como que su filosofía era ‘antihegeliana’.
Tenía un pensamiento pesimista respecto a los seres humanos, pero su literatura refleja un punto de reflexión que en realidad aunque pesimista, nos hace llegar a un final optimista. En este sentido, sus palabras tienen un trasfondo que no dejan indiferente a nadie. Desgraciadamente su filosofía no tuvo mucho éxito mientras estaba en vida, aunque a nivel póstumo impactó en muchas disciplinas.
Frases de Arthur Schopenhauer
A continuación vamos a contarte algunas de sus mejores frases para que puedas entender mejor su filosofía y sus pensamientos en caso de que no le conozcas o no sepas, hasta hoy, quién es y qué aportó a la humanidad nada menos que Arthur Schopenhauer.
- Cada partida es una anticipación de la muerte y cada encuentro una anticipación de la resurrección.
- Es difícil encontrar la felicidad dentro de uno mismo, pero es imposible encontrarla en otro lugar.
- La mayoría de los hombres no son capaces de pensar, sino sólo de creer, y no son accesibles a la razón, sino sólo a la autoridad.
- El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros los que las jugamos.
- La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes.
- Las religiones, como las luciérnagas, necesitan de la oscuridad para brillar.
- No hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige.
- Pocas veces pensamos en lo que tenemos, pero siempre en lo que nos falta.
- Los hombres vulgares sólo piensan en cómo pasar el tiempo. Un hombre inteligente procura aprovecharlo.
- Se dice que la maldad se expía en aquel mundo; pero la estupidez se expía en este.
- La mayor de las locuras es sacrificar la salud por cualquier otro tipo de felicidad.
- Solamente el cambio es eterno, perpetuo, inmortal.
- Casi todos nuestros dolores surgen de nuestras relaciones con otras personas.
- La felicidad consiste en la repetición frecuente del placer.
- Es una clara ganancia sacrificar el placer con el fin de evitar el dolor.
- El joven debe, tempranamente, estar capacitado para soportar estar solo; ya que es una fuente de felicidad y de paz mental.
- Mi cuerpo y mi voluntad son uno.
- El que no disfruta de la soledad no amará a la libertad.
- Cada persona toma los límites de su propio campo de visión como los límites del mundo.
- Cuanto más vulgar e ignorante es el hombre, menos enigmático le parece el mundo; todo lo que existe y tal como existe le parece que se explica por sí solo, porque su inteligencia no ha rebasado aún la misión primitiva de servir a la voluntad en calidad de mediadora de motivos.
- El medio más seguro para no llegar a ser muy infeliz es no pretender ser muy feliz.
- Hay que pensar cómo la minoría y hablar como la mayoría.
- La conmiseración con los animales está íntimamente unida con la bondad de carácter; de tal manera que se puede afirmar, de seguro, que quien es cruel con los animales no puede ser buena persona.
- Solo se puede ser totalmente uno mismo mientras se está solo: quien, por tanto, no ama la soledad, tampoco ama la libertad; pues únicamente si se está solo se es libre.
- Tanto prevalece la salud por sobre todos los bienes exteriores que probablemente un mendigo sano sea más feliz que un rey enfermo.
- Lo que la gente comúnmente llama destino es, por regla general, nada más que su propia conducta estúpida y tonta.
- Sentir envidia es humano, pero saborear el mal ajeno es perverso.
- Toda verdad pasa por tres etapas. Primero, es ridiculizada. En segundo lugar, es violentamente rechazada. En tercer lugar, es aceptada como evidente por sí misma.
- El genio y la locura tienen algo en común: ambos viven en un mundo que es diferente del que existe para todos los demás.
- Los hombres son por naturaleza meramente indiferentes unos de otros; pero las mujeres son enemigas por naturaleza.
- Si un hombre quiere leer buenos libros, debe evitar los malos; porque la vida es corta, y el tiempo y la energía limitada.
- El talento alcanza un objetivo que nadie más puede alcanzar; el genio alcanza un objetivo que nadie más puede ver.
- La naturaleza muestra que con el crecimiento de la inteligencia hay una mayor capacidad para el dolor, y sólo con el más alto grado de inteligencia el sufrimiento alcanza su punto más alto.
- Si sospechamos que un hombre está mintiendo, deberíamos pretender creer en él; porque entonces él se vuelve más audaz y seguro, miente más esforzadamente, y es desenmascarado.
- La causa de la risa es simplemente la percepción repentina de la incongruencia entre un concepto y el proyecto real.
- Cada día es una pequeña vida: cada despertar y surgimiento es un pequeño nacimiento, cada mañana fresca es una pequeña juventud, cada descanso y sueño una pequeña muerte.