La envidia: Un sentimiento tabú que influye en nuestra sociedad

  • La envidia es una emoción tabú que influye en nuestras relaciones sociales y autoimagen.
  • Diferencias entre envidia y celos: Mientras la envidia desea lo que otro tiene, los celos temen perder lo que ya poseen.
  • Factores psicológicos y sociales influyen en la manifestación y represión de la envidia a nivel individual y colectivo.
  • Gestionar la envidia adecuadamente puede mejorar nuestro crecimiento personal y nuestras relaciones interpersonales.

La envidia y su impacto en la sociedad

La envidia es una de las emociones más antiguas y universales de la humanidad, pero también una de las menos reconocidas abiertamente. Se la considera un tema tabú, ya que aceptar que sentimos envidia implica admitir una sensación de inferioridad frente a los demás.

¿Qué es la envidia y en qué se diferencia de los celos?

A menudo, la envidia y los celos se confunden, pero existen diferencias clave entre ellos. La envidia se produce cuando alguien desea poseer lo que otra persona tiene, ya sea un objeto material, un rasgo físico, un éxito profesional o una relación. En cambio, los celos surgen cuando una persona siente que puede perder algo que ya posee.

El sociólogo Helmut Schoeck definió la envidia como una emoción dirigida; sin un objetivo concreto, no puede existir. La envidia se centra en la carencia y el deseo de lo ajeno, mientras que los celos se enfocan en la amenaza a lo que ya se tiene.

Cómo gestionar la envidia

El tabú de la envidia en la sociedad

Aceptar la envidia es difícil porque implica compararse con los demás y reconocer una sensación de inferioridad. En sociedades donde el éxito y la competencia son fundamentales, admitir la envidia puede verse como una debilidad. A pesar de su indudable presencia en nuestra vida diaria, somos reacios a admitir y hablar abiertamente de la envidia.

La cultura ha creado mecanismos para neutralizar la envidia, como el concepto de «envidia sana» o la costumbre de restarle importancia a los logros personales para evitar despertar resentimiento en los demás. En las bodas, por ejemplo, la tradición de lanzar el ramo es un acto simbólico que busca apaciguar la envidia de las mujeres solteras.

¿Por qué la envidia es vista como algo negativo?

Desde la antigüedad, la envidia ha sido considerada una emoción destructiva. En el cristianismo, se la incluye en la lista de los siete pecados capitales. Su presencia en historias como la de Caín y Abel indica cómo la envidia ha sido vista como un motivo de discordia entre los seres humanos. El hombre teme tanto las consecuencias de la envidia de otros como de su propia envidia.

Además, la envidia no es una emoción con una justificación socialmente aceptable. Mientras que el enfado o la tristeza pueden explicarse por razones concretas, la envidia señala una carencia en la autoestima o el éxito personal del envidioso. Esto provoca que, al admitir sentir envidia, muchos prefieran recurrir a racionalizaciones como «no me cae bien» o «no me gusta su forma de ser».

La envidia en la psicología y la evolución

Algunas teorías psicológicas sostienen que la envidia tiene un origen evolutivo. En las sociedades primitivas, los individuos que eran más conscientes de lo que poseían los demás podían tener mayores posibilidades de luchar por recursos esenciales como el alimento y la pareja. Este instinto sigue presente hoy en día. Nos comparamos con quienes están en una posición similar a la nuestra y no tanto con quienes tienen una ventaja demasiado inalcanzable. Es más común envidiar a un compañero de trabajo que ha recibido un aumento de sueldo que a un multimillonario cuya riqueza es inalcanzable.

La envidia entre amigos y familiares

¿Cómo se manifiesta la envidia en nuestra vida cotidiana?

La envidia rara vez se expresa de manera abierta, ya que es mal vista. En su lugar, suele aparecer encubierta en formas como:

  • Críticas destructivas: menospreciar los logros de otra persona para restarle valor.
  • Falta de reconocimiento: evitar elogiar los éxitos ajenos o minimizarlos.
  • Distanciamiento emocional: reducir la interacción con alguien que ha alcanzado algo que deseamos.
  • Rumores y habladurías: difundir información negativa o exagerada sobre alguien por resentimiento.

¿Puede la envidia ser positiva?

Aunque la envidia suele tener una connotación negativa, también puede convertirse en un motor de superación personal. Si se gestiona adecuadamente, puede motivarnos a mejorar en un ámbito en el que sentimos que otros nos superan. Sin embargo, cuando una persona está constantemente comparándose con otros y no llega a alcanzar dichas metas, tal frustración a veces puede llegar a ser peligrosa.

Algunas formas de canalizar la envidia de manera constructiva incluyen:

  • Usarla como inspiración: en lugar de resentir el éxito ajeno, aprender de ello.
  • Cambiar la comparación: en lugar de mirar lo que otros tienen, enfocarse en el propio crecimiento.
  • Practicar la gratitud: reconocer nuestros propios logros y aprendizajes.

Cómo protegerte de la envidia ajena

Si eres el objeto de la envidia de otros, es importante saber cómo manejarla. Algunas estrategias incluyen:

  • Ser discreto con los logros: No es necesario presumir para disfrutar del éxito.
  • No responder a provocaciones: Es mejor ignorar comentarios malintencionados que alimentar el conflicto.
  • Mantener la humildad: Mostrar agradecimiento y reconocer el esfuerzo propio sin menospreciar a los demás.

Evitar la envidia en las relaciones interpersonales

La envidia es una emoción con la que todos lidiamos en algún momento. El problema no es sentirla, sino cómo la gestionamos. Aprender a reconocer la envidia en nosotros mismos y en los demás nos permite manejarla de una manera más saludable, evitando que se convierta en un sentimiento destructivo. El crecimiento personal y la mejora continua son las mejores formas de superar la envidia.

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Para concluir, es fundamental reconocer que la envidia, aunque percibida negativamente, forma parte de la naturaleza humana. Si entendemos que proviene de inseguridades, podemos desarrollar una mayor empatía hacia nosotros mismos y hacia los demás. Además, dialogar abiertamente sobre este sentimiento, aunque incómodo, puede ser un paso importante hacia su aceptación y comprensión.

Por Jasmine Murga

Este artículo ha sido inspirado del articulo “The Anatomy of Envy: A Study in Symbolic Behavior” de George M. Foster (1972).