Una historia se esconde tras cada persona
Esta es una historia basada en un hecho real. No olvidemos que detrás de cada persona se esconde una historia que puede ser de alegría o tristeza.
Relato basado en una historia real:
Fui a pasar el día a Madrid. Estuve unas cuantas horas andando hasta que me detuve para almorzar y tomar un café. Desde la ventana de la cafetería vi a una joven adolescente tiritando de frío, se puso en cuclillas en un soportal con un pequeño bulto en sus brazos. Extendió su mano con la esperanza de que alguna persona depositara unas monedas en su gélida palma. Las personas pasaban por su lado haciendo caso omiso de ella.
Terminé mi comida y salí, miré mi cartera y pensé en darle 5 euros para que pudiese comprar un poco de comida. Me acerqué y noté que ella estaba llorando, tendría unos 14 ó 15 años. Ese bulto en sus brazos era un bebé envuelto en una fina manta. Me sentí como si me hubieran dado un puñetazo en el pecho. Miró hacia arriba y fijó sus ojos tristes en los míos. Le pregunté si quería comer algo. Justo cuando nos íbamos apareció un hombre con una caja de potitos para el bebé.
Le invité a comer. Ella estaba muy agradecida, recibió la hamburguesa y la devoró rápidamente. Después se comió una tarta y un helado. Ella abrió su alma y hablamos. Tenía 15 años cuando se quedó embarazada, los padres estaban enojados y ella peleó con ellos antes de echar a correr. Llevaba fuera de casa casi un año completo.
Le pregunté si deseaba volver a casa y se quedó en silencio. Traté de convencerla para que volviera a su hogar pero ella tenía miedo. Dijo que sus padres le darían la espalda. Insistí un poco más hasta que admitió que robó 1.000 euros a su papá antes de fugarse. Resulta que 1.000 euros no duran mucho tiempo si tienes que sobrevivir en la calle y más para una niña de 15 años. Su situación era muy difícil. Ella quería volver pero tenía miedo de que sus padres la rechazaran después de lo que hizo.
Hablamos un poco más. Yo quería que ella usara mi teléfono para llamar a casa pero ella no quería. Le dije que si quería podía llamar yo para ver si sus padres querían hablar con ella. Ella dudó y empezó a poner excusas hasta que finalmente la convencí. Marcó el número y tomé el teléfono, su mamá cogió y me dijo «hola». Torpemente me presenté y le dije que a su hija le gustaría hablar con ella. Se hizo el silencio y oí a una madre llorar. Le di el teléfono a la chica y ella escuchaba callada como su mamá estaba llorando. Finalmente dijo «hola». Ella empezó también a llorar. Hablaron. Finalmente me devolvió el teléfono.
La llevé a la estación de autobuses y le compré un billete de autobús a casa. Le di 100 euros para gastos imprevistos y una bolsa de pañales, toallitas y bocadillos para el camino.
Cuando subía al autobús ella sólo lloraba dando las gracias una y otra vez. Le di un beso en la frente y un abrazo, besé a su bebé y ella subió al autobús.
Todas las navidades me llega una tarjeta de navidad deseándome lo mejor para el año entrante. Ella tiene actualmente 21 años y va a la universidad.
Su nombre es María y su bebé, Miguel.
Nunca he hablado con nadie sobre esto. Me siento bien sabiendo que hice algo bueno en este mundo. A lo mejor puede suplir las cosas que he realizado mal en esta vida.
Miguel, que historia más conmovedora… Que distinto sería el mundo si todos fuéramos capaces de hacer algo realmente importante por los demás. Un abrazo
En todas partes hay personas que necesitan un poco de nosotros, es hermoso leer este tipo de historias, me llena el corazon de alegria saber que aun hay personas buenas en este mundo, me gustaria llegar a hacer algo tan bueno por alguien antes de desparecer de este mundo… bravo!