Lo que las manos comunican

A pesar de que el lenguaje no verbal (gestos, postura, mirada, tono de voz, etc.) proporciona un tipo de información más difícil de interpretar y de manejar debido a su carácter inconsciente, se sabe hoy en día que su influencia es considerablemente mayor que el lenguaje puramente verbal. Es decir, cómo comunicamos es mucho más importante que el contenido de lo que comunicamos. ¿Por qué es más importante la comunicación no verbal? Porque contrariamente a la comunicación verbal, es menos susceptible de ser controlada por la parte consciente de nuestro cerebro y por lo tanto es más genuina.

Cuando nos expresamos verbalmente, podemos decidir qué decir y qué no. Sin embargo, lograr tal autoridad sobre nuestro lenguaje corporal es más complicado. ¿Por qué es más complicado? Porque no es racional. Pero ojo, el hecho de que no sea racional no implica que sea irracional. Cuando digo “no racional”, me refiero a que lo que comunicamos de forma no verbal está sujeto a otras leyes: las leyes propias del inconsciente. De hecho, en mi opinión, la desmesurada preponderancia que la cultura occidental en particular otorga a lo “observable y medible”, en detrimento de lo emocional e intuitivo, coarta de forma innecesaria otras vías posibles de conocimiento. El problema, creo yo, radica en una pobre tolerancia a los fenómenos imprevisibles y abstractos. Pero este es otro debate. Volvamos al tema que nos interesa hoy: Lo que el lenguaje de nuestras manos pueden revelar.

Nuestras manos son extremadamente expresivas. Y es que nuestro cerebro está íntimamente conectado a nuestras manos. Por eso, las manos son una fuente de información muy valiosa para entender el estado anímico y emocional de otra persona. La necesidad del ser humano de ver las manos es tan básica que si haces el experimento de esconderlas (sin revelar tus intenciones, por supuesto) mientras hablas con alguien y al final le preguntas a tu interlocutor cómo se ha sentido durante la conversación, es probable que te conteste que algo le haya parecido extraño, aunque no sepa explicarlo (intuición).

Por otra parte, Susan Goldin-Meadow, profesora del departamento de Psicología de la Universidad de Chicago, escribió en la revista “Cognitive Science”: “Cambiamos de opinión moviendo nuestras manos”. Es decir, el proceso no se hace sólo de forma unidireccional, del cerebro al cuerpo, sino que el cuerpo a su vez, también ejerce una fuerte influencia en el cerebro. Por lo tanto, nuestro cuerpo, y en particular nuestras manos, juegan un papel importante en cómo organizamos nuestros pensamientos.

Joe Navarro, un ex agente del FBI y especialista en el lenguaje corporal, en su libro “Louder Than Words”, habla de la información que uno puede obtener prestando atención al comportamiento de las manos. A continuación vienen mencionadas algunas de sus observaciones:

  1. Cómo tocamos a alguien refleja lo que sentimos por esa persona: Cuando ponemos la mano entera, es más caluroso y afectuoso, mientras que el hecho de sólo utilizar los dedos denota menos cariño.
  1. Cuando nos sentimos a gusto y contentos, la sangre fluye en las manos, calentándolas y confiriéndoles más flexibilidad. El estrés en cambio, hace que nuestras manos se enfríen y sean más rígidas.
  1. Cuando te sientes fuerte y seguro de ti mismo, el espacio entre tus dedos crece haciendo que tus manos sean más territoriales. Si te sientes inseguro sin embargo, ese espacio desaparece.
  1. Cuando te sientes seguro de ti mismo, tus pulgares se levantan más a menudo mientras hablas, especialmente si tienes tus manos delante tuya, con los demás dedos entrelazados. En momentos de mucho estrés sin embargo, es probable que notes tus pulgares esconderse entre tus dedos.
  1. Superpones las puntas de los dedos en forma de torre más a menudo cuando te sientes seguro de ti mismo. Este gesto transmite la idea de que estás convencido de lo que estás diciendo.

Hand-Steepling-Tony-Blair

  1. Cuando estás preocupado, es más probable que frotes tus manos, una encima de la otra, como si estuvieras masajeándolas. Es una manera de apaciguarnos en momentos difíciles. Este movimiento aumenta en frecuencia y fuerza de forma paralela al malestar experimentado.
  1. Cuando pasas por un momento realmente estresante, frotas tus manos, una contra la otra, con los dedos extendidos o entrelazados. Es un comportamiento que reservamos para momentos en los que las cosas realmente van mal.

La expresión no verbal de ciertas emociones posee un claro componente universal, como afirmó Charles Darwin en 1872, tras una exhaustiva investigación sobre las emociones primarias. Sin embargo, en lo que refiere a emociones más complejas, éstas son muy difíciles de identificar, pues varían en función de la cultura y de cada persona. Por este motivo, hay que tener cuidado a la hora de interpretar ya que el significado o simbolismo de un gesto en una determinada persona no necesariamente se aplica a otra persona. Además, el observador no es independiente de lo que observa, sino que está condicionado por sus propias experiencias, expectativas, estado de ánimo, cultura, etc.

Cuando observamos, nos podemos hacer las siguientes preguntas:

–       ¿Cómo es combinado ese gesto de la mano con otros gestos, movimientos o posturas del cuerpo?

–       ¿El gesto es congruente con las palabras expresadas, con el contexto?

Por ejemplo, echa un ojo a estas dos imágenes e imagina que cada uno expresa sentirse seguro de sí mismo. ¿Quién de los dos es más creíble?

100992-98446

100992-98445

Ser más conscientes de las manos no implica que podamos ir por ahí señalándole a la gente lo que creemos que sus gestos significan según tal o tal artículo de Psicología. El objetivo de desarrollar una mayor consciencia debe ser ayudarnos a ser más sensibles, receptivos y mejorar nuestras habilidades de comunicación, no convertirnos en personas pedantes. Nuestras hipótesis nos dan pistas pero si queremos sacarnos de dudas, siempre es mejor preguntar: “Veo que llevas un rato jugando con tu anillo. ¿Estás nerviosa por algo?”

por Jasmine Murga

Fuentes:

– Chodorow, Joan. Dance Therapy & Depth Psychology: The Moving Imagination. Londres: Routledge, 1991.


Sé el primero en comentar

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

  1. Responsable de los datos: Miguel Ángel Gatón
  2. Finalidad de los datos: Controlar el SPAM, gestión de comentarios.
  3. Legitimación: Tu consentimiento
  4. Comunicación de los datos: No se comunicarán los datos a terceros salvo por obligación legal.
  5. Almacenamiento de los datos: Base de datos alojada en Occentus Networks (UE)
  6. Derechos: En cualquier momento puedes limitar, recuperar y borrar tu información.