¿Qué es el Lóbulo frontal? Características, Áreas, Funciones y Trastornos

El cerebro es el órgano central de nuestro sistema nervioso, tratándose del “computador” que regula y  controla todas nuestras funciones sensoriales y motoras es además responsable del pensamiento, la memoria y la inteligencia; formado por una compleja estructura, se encuentra dividido en dos hemisferios, derecho e izquierdo, separados por una hendidura, conocida con el nombre de cisura interhemisferial o interhemisférica; esta área del cerebro está formada por tejido neuronal, y es también conocida como neocorteza o cortex y es en ella donde reside el pensamiento.  En cada hemisferio, se distinguen cuatro zonas que regulan funciones  específicas en nuestro organismo.

Ahora bien, una vez aclarados de estos puntos básicos, podemos definir a qué nos referimos cuando hablamos del lóbulo frontal, en una manera simple y directa, podemos decir que básicamente se trata de una de las cuatro zonas en las que se encuentra dividido el cortex,  se encarga de  regular las funciones de ejecución, que abarcan desde los procesos del lenguaje, planificación y atención. El  lóbulo frontal también está ligado con los componentes motivacionales y conductuales que determinan la personalidad del individuo, incidiendo directamente en el desenvolvimiento en ambientes sociales y en la conducta en sí de la persona.

Características de los lóbulos frontales

La corteza cerebral tiene un espesor de 4 mm y está constituida por cinco tipos de neuronas que conforman seis capas, numeradas desde lo superficial hacia lo más interno o profundo. El Lóbulo frontal abarca un tercio de los hemisferios cerebrales (es la zona de mayor extensión), pues van desde el polo frontal, hasta el surco central o de Rolando. La base de los lóbulos frontales constituye la denominada corteza orbito-frontal. El gran desarrollo de las capas celulares, I, IV y V en las partes anteriores a la banda motora, indica la naturaleza eminentemente integradora de los lóbulos frontales.

Estructuralmente, podemos decir que es dividido por dos cisuras, la de Rolando y la de Silvio, dando lugar a 4 circunvoluciones:

  • La circunvolución frontal superior.
  • La circunvolución frontal media.
  • La circunvolución frontal inferior.
  • La circunvolución frontal ascendente o Prerrolándica.

Estas circunvoluciones determinan las áreas en las que se ha dividido el lóbulo frontal.

Áreas del lóbulo frontal

Motora Principal

corresponde a la parte de la circunvolución frontal superior,  esta área tiene como  principal característica  la presencia de células piramidales gigantes (de Betz). El estímulo eléctrico de esta área se corresponde  en  movimientos de grupos musculares del lado opuesto del cuerpo como respuesta. En esta área, el volumen de los músculos no es proporcional a la extensión  del área, sino a la importancia de la función que posee. En esta zona  se determina  la motricidad que determina la expresión facial, y los movimientos de la mano.

Premotora

Esta es el área de la circunvolución frontal ascendente que no posee células de Betz, los estímulos eléctricos sobre esta área producen movimientos menores que los que produce la estimulación del área motora principal. Si se extraen pequeñas superficies de esta área, la coordinación fina de los movimientos se altera, demostrando su papel en la programación de los movimientos, de donde deriva su nombre de premotora. Integra las   conexiones del tálamo, el cerebelo y de los ganglios de la base, lo que  le permite  la coordinación de movimientos complejos, especialmente de los músculos axiales y proximales. En esta área se encuentran centros que interviene en  la fijación de los movimientos de los ojos, de los movimientos faríngeos y de la articulación del lenguaje, de la rotación del tronco y la cabeza.

Motriz Suplementaria

La actividad de las células de esta área, se activa,  no solo, cuando se requiere coordinación bimanual en las tareas, sino en todos aquellos movimientos en los que interviene el pensamiento. Planifica programas en preacción dirigidos al área motora principal. La acción  de esta área sobre el movimiento se ejerce bilateralmente, mas para la actividad manual que para los músculos proximales de la postura. Rolando (1980) ha demostrado la participación de esta área en la percepción del espacio extrapersonal, junto con las conexiones con el área sensitiva.

Coordinación óculo-motriz

Esta área corresponde a  la franja vertical media esta región cerebral. Interviene en  la orientación de los ojos, basada en las aferencias que recibe desde la corteza temporal (auditiva), occipital (visual) y somática-quinestésica.

Atención y concentración

Ocupan su parte anterior, recibiendo aferencias del tálamo (núcleo dorso mediano) y con el sistema límbico. Las lesiones de estas áreas se manifiestan  en cambios de temperamento o del humor, apreciándose un estado de indiferencia, pérdida de interés por acciones sencillas como asearse, levantarse o alimentarse, déficit del pensamiento abstracto, pérdida de la atención y de la memoria.  El área ubicada en la parte inferior de la circunvolución frontal ascendente y circunvolución frontal inferior (giros angular y opercular) controlan la musculatura asociada con el lenguaje como lo es la de la cara, la lengua, el paladar y las cuerdas vocales. Una lesión de esta área produce una afasia expresiva o sea, una falla en la formulación del lenguaje con dificultad para la emisión y articulación del lenguaje.

Funciones cognitivas asociadas al lóbulo frontal

Lenguaje

Los problemas de activación en el lenguaje se asocian con daño del área lobular media. La afasia transcortical motora con déficits importantes en el lenguaje espontáneo, puede ocurrir luego del daño a la corteza dorso lateral anterior izquierda y superior. El déficit de activación puede ser evaluado a través de tareas fluidez verbal, es decir, pidiéndole a la  persona que genere la mayor cantidad de palabras empezando con una letra determinada. Los déficit de formulación, o desordenes del discurso son generativos y narrativos por naturaleza. Reflejan problemas de organización y planificación. Lesiones izquierdas producen simplificaciones, repeticiones (perseveraciones) y omisiones. Lesiones derechas pueden producir amplificaciones de detalles, intrusiones de elementos no relevantes, disprosodia, todas ellas conllevando a falta de coherencia en la narrativa.

Control de la Memoria

Para considerar el rol del  lóbulo frontal en la memoria, es útil distinguir entre los procesos básicos asociativos de la memoria y los procesos estratégicos involucrados en la coordinación, elaboración e interpretación de estas asociaciones. El rol del  lóbulo frontal en la memoria es el de control y dirección. El daño de  los lóbulos frontales no resulta siempre en la clínicamente diagnosticada “amnesia “. Estudios de lesiones han demostrado la Importancia de los lóbulos frontales en tareas de recuperación en donde el seguimiento, la verificación y la colocación del material en contextos temporales y espaciales son de gran importancia. La reduplicación, confabulación y la amnesia focal retrógrada, todos desórdenes de falsa recuperación episódica, están  asociados  con lesiones de los lóbulos frontales. Memoria de Trabajo: El rol central de los lóbulos frontales en la memoria de trabajo es la  de control y manipulación directa  de la información  Mientras que los lóbulos frontales están ciertamente involucrados en el almacenamiento y mantenimiento de la información, estas operaciones están mayormente mediatizadas por zonas más posteriores, tales como el lóbulo parietal inferior. El rol de los lóbulos frontales es mayor a medida que la información recibida  presenta mayores interferencias o excede la capacidad de la memoria de trabajo. La corteza dorsolateral está involucrada en el monitoreo y manipulación de la información. El rol de la corteza orbitofrontal es menos claro, algunos la relacionan con el mantenimiento, el control de interferencias y la inhibición.

Atención

Los lóbulos frontales son los responsables del  control de la atención. Una correcta evaluación del  déficit de atención requiere de la diferenciación entre los distintos procesos atencionales que pueden ser selectivamente disfuncionales. La evaluación tradicional comprende medidas de flexibilidad atencional, atención selectiva y sostenida mientras que evaluaciones más modernas fraccionan los sistemas atencionales anteriores.

Toma de decisiones

Recientemente, se ha demostrado, según estudios realizados  la importancia de los lóbulos frontales en tareas de toma de decisiones que involucran procesos de recompensas en situaciones poco estructuradas.  Se realizaron estudios del  perfil cognitivo, incluyendo varias pruebas de toma de decisiones, en pacientes con lesiones unilaterales (limitadas a las regiones orbitofrontal, dorsolateral y dorsomedial), en pacientes con lesiones extensas (que involucraban dos o más de estas dos áreas) y en controles normales. Los autores encontraron que los pacientes con lesiones unilaterales en la corteza orbitofrontal derecha presentaron déficit en las pruebas de toma de decisiones, no así las lesiones izquierdas. Estos estudios han permitido establecer  la existencia de una interacción entre la corteza prefrontal y orbitofrontal para el proceso de toma de decisiones y que varios procesos cognitivos (especialmente memoria de trabajo) son indispensables para una correcta elección de las alternativas posibles.

Auto-regulación

El rol de la corteza ventromedial en los procesos de inhibición, emoción y recompensas, sugiere una participación activa en los procesos de auto-regulación conductual. Pacientes con daño en la corteza ventromedial pueden presentar dificultades en la regulación de la conducta de acuerdo con sus objetivos internos. Este déficit aparecen de la incapacidad de mantener una representación mental de sí mismo  y de utilizar esa información autoreferencial para inhibir respuestas inapropiadas.

Humor

El humor es una habilidad que requiere   la integración de la cognición y de la emoción. Pacientes con lesión en el lóbulo frontal derecho especialmente en el área medial más polar, tienen grandes dificultades en la apreciación de chistes e historietas.

El lóbulo frontal en el desarrollo de funciones ejecutivas

Este es un substrato neuroanatómico de gran complejidad, y esto se hace  evidente al evaluar el conjunto de conexiones recíprocas con diversos sistemas como el límbico, que determina el desarrollo motivacional de la persona; también se han evidenciado asociaciones  con el sistema reticular activador, que regula funciones de atención sostenida y con las áreas de asociación posterior, que constituyen el sistema organizativo de los reconocimientos. En base a esto se puede establecer que el lóbulo frontal es la estructura que ejerce de control sobre las repuestas comportamentales (Funciones ejecutivas).

Las funciones ejecutivas se conocen como una serie de habilidades cognoscitivas asociadas a la anticipación y el establecimiento de metas, a la creación de planes y programas, el inicio de actividades y operaciones mentales. También son agrupadas dentro de este término acciones de autorregulación y la monitorización de las tareas, la selección precisa de los comportamientos y las conductas, y su organización en el tiempo y en el espacio.

El desarrollo de la función ejecutiva ocurre en el periodo de seis a los ocho años, lapso en el que los niños adquieren la capacidad de autorregular su conducta, mediante el establecimiento de metas y la anticipación a eventos, que no dependen de instrucciones externas. Esta capacidad cognoscitiva está claramente ligada al desarrollo de la función reguladora del lenguaje (lenguaje interior) y a la aparición del nivel de las operaciones lógicas formales y a la maduración de las zonas prefrontales del cerebro, lo cual ocurre tardíamente en el proceso de desarrollo infantil. Cuando existe una lesión en el área frontal del cerebro, se pueden observar una serie de síntomas generales.

Trastornos asociados

  • Déficit de atención, es definido como un trastorno del desarrollo neurológico y psíquico, frecuentemente diagnosticado en la infancia, aunque en muchos casos persiste hasta la adultez. Se caracteriza por incapacidad para fijar la atención o distracción que va de moderada a grave. El individuo es capaz de poner atención por periodos breves. En algunos casos, esta afección del lóbulo frontal, ha estado asociada a hiperactividad (inquietud motora) y al comportamiento impulsivo, produciendo problemas en múltiples áreas de funcionamiento, dificultando el desarrollo social, emocional y cognitivo de la persona que lo padece.
  • Síndrome de Asperger, es un trastorno severo del desarrollo, que afecta funciones neuro-biológicas, induciendo a desviaciones o anormalidades en los siguientes aspectos: conexiones y habilidades sociales, uso del lenguaje con fines comunicativos y características de comportamiento relacionados con rasgos repetitivos o perseverantes.
  • Trastorno autista, induce a una alteración del desarrollo social, ya que se caracteriza porque el individuo se concentra en su mundo interior.
  • Trastorno obsesivo compulsivo, afección de ansiedad que genera pensamientos intrusivos y recurrentes, que producen inquietud, aprensión, temor o preocupación, y conductas repetitivas, denominadas compulsiones dirigidas a reducir la ansiedad asociada.

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