Asistimos a una especie de idolatría tecnopedagógica, según la cual los ordenadores portátiles y las tablets suponen el no va más en la educación de los niños. Sin embargo, el lápiz y el papel, las piezas de construcción de madera y los juegos entre personas pueden resultar mucho más eficaces.
Los materiales sencillos, no estructurados, son todavía mucho mejores que la televisión, los ordenadores y las consolas para fomentar el desarrollo cerebral en bebés y niños pequeños, según expertos de la Academia Americana de Pediatría (AAP). El juego libre ayuda a los niños menores de dos años a pensar de forma creativa, resolver problemas y desarrollar las habilidades motrices y de razonamiento. Los pediatras dudan incluso de la utilidad de los programas informáticos que se presentan como pedagógicos.
En cuanto a la televisión, la AAP asegura que cuando se ve en exceso pone en riesgo el desarrollo del lenguaje. La pequeña pantalla es un problema hasta cuando la ven los padres, pues reduce el tiempo que dedican a interactuar con sus hijos. Sentarse delante de la pantalla no es lo mismo que charlar mirándose a los ojos o jugar.
Los niños pequeños aprenden mediante la interacción con otras personas, y no de programas de televisión o informáticos, indica la AAP, que desaconseja instalar televisores en las habitaciones de los niños, así como que la vean antes de dormir. APRENDEN MÁS JUGANDO CON LAS PERSONAS.
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