Seguramente todos hemos tenido momentos en los que hemos sido reprimidos y nos hemos sentido frustrados,
nuestra fe en nosotros mismos se ha visto tambaleada, cuestionada, amenazada. Estas dudas pueden llevar a la desesperanza, la inferioridad e incluso a la depresión. El sentimiento de baja autoestima es degradante y difícil de tratar.
El Dalai Lama se reunió con un grupo de psicoterapeutas occidentales y les preguntó cuál era el problema más común de sus pacientes. La respuesta fue unánime: la falta de autoestima. Al parecer, al Dalai Lama le pareció bastante difícil de creer, ya que la baja autoestima no es un problema conocido en el Tíbet. Hablamos con uno de sus traductores, que ahora vive con su esposa y su hijo en Londres. Tashi nos dijo que los niños que crecen en el Tíbet son amados por todo el pueblo y que le parecía muy diferente a la manera como los niños son criados en nuestra cultura más orientada a la familia nuclear.
Hay
2 formas muy específicas sobre cómo la meditación puede ayudarnos a transformar una falta de autoestima en confianza interna, autoaceptación y sana autoestima:
1) La meditación nos permite conocer, saludar y entablar amistad con nosotros mismos. Llegamos a conocer quiénes somos y nos aceptamos tal y como somos. Pronto nos encontramos que nuestras dudas, inseguridades o miedos son solo superficiales a medida que empezamos a conectar con un lugar más profundo de autoconfianza.
2) A medida que traemos la aceptación y bondad a todos los aspectos de nosotros mismos, es sorprendente como podemos descubrir una creencia profunda de que no merecemos ser felices, que no creemos que somos lo suficientemente buenos, una especie de pensamiento autodestructivo. Sin embargo, se puede disolver fácilmente ese pensamiento y convertirlo en amor.
La meditación nos hace ser conscientes de la interconexión entre cada uno de nosotros, que no estamos solos aquí. Más bien, nuestra individualidad es una parte de este planeta maravilloso y cuanto más nos extendemos en esta visión menos nos centraremos en nuestras propias limitaciones. Descubriendo nuestra interconexión pasamos del egocentrismo al otro-centrismo. El Dalai Lama dice que la bondad es su religión.
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