Como homenaje a Nelson Mandela he decidido poner el poema de William Ernest Henley titulado «Invictus». Este poema sirvió a Nelson Mandela de sustento mental durante los 27 años que estuvo encarcelado.
En la noche que me envuelve,
negra, como un pozo insondable,
doy gracias al Dios que fuere
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias
no he gemido, ni llorado.
Ante las puñaladas del azar,
si bien he sangrado, jamás me he postrado.
Más allá de este lugar de ira y llantos
acecha la oscuridad con su horror.
No obstante, la amenaza de los años me halla,
y me hallará, sin temor.
Ya no importa cuán recto haya sido el camino,
ni cuántos castigos lleve a la espalda:
Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma.
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Os dejo con un extracto de la película que hicieron sobre Nelson Mandela y en el que se recita esta motivadora poesía:
Significado y contexto de «Invictus» en la vida de Mandela
Para Mandela, estos versos fueron una ancla de resiliencia durante su cautiverio en Robben Island. Se ha contado que el prisionero 466/64 encontraba en la repetición del poema un recordatorio de su dignidad y autodominio incluso en aislamiento. Al salir de prisión, su mensaje público apeló a la paz, la democracia y la libertad, coherente con el espíritu del texto.
William Ernest Henley: biografía esencial y origen del poema
Henley fue un poeta inglés que, desde su juventud, luchó contra una forma severa de tuberculosis ósea (conocida como enfermedad de Pott). Tras la amputación de una pierna, escribió «Invictus» en una cama de hospital, como declaración de estoicismo y afirmación de voluntad. Mantuvo una vida intelectual activa, accedió a la universidad y cultivó amistad con Robert Louis Stevenson, quien se inspiró en él para Long John Silver de «La isla del tesoro».
Texto original y traducciones
Existen múltiples traducciones al español con matices (algunas optan por «inconquistable», otras por «indomable»). A continuación, el original en inglés para apreciar su ritmo y fuerza:
Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.
Huella cultural y referencias
La presencia de «Invictus» se extiende por la cultura popular y el desarrollo personal: la película homónima de Clint Eastwood se basa en «El factor humano» de John Carlin; en la ficción, Morgan Freeman recita el poema. Como matiz histórico, se ha documentado que, en la vida real, Mandela compartió con Francois Pienaar un extracto de «The Man in the Arena» de Theodore Roosevelt. Además, el poema aparece en The Blacklist (temporada 5, episodio 8) y en New Amsterdam como ritual del Dr. Reynolds; inspira el título del libro de Jan Valtin («La noche quedó atrás»), se cita en «Annie on my mind» de Nancy Garden y resuena en el clímax de Kings Row. Su impronta alcanza la música, desde el álbum «Invictus» de Virgin Steele hasta versos de Lana Del Rey. También es mencionado por referentes de autoayuda y negocios como Robin Sharma y Napoleon Hill, y, en un registro más oscuro, fue recitado por Timothy McVeigh. Obras afines, como «If» de Rudyard Kipling, comparten el espíritu victoriano de fortaleza moral.
Como pieza breve y poderosa, «Invictus» destila autodeterminación y, leído junto a la trayectoria de Mandela y la biografía de Henley, revela por qué tantos lectores y creadores lo han adoptado como mantra vital.
