Las palabras constituyen nuestra comunicación, bien sea oral o escrita. Para expresar cualquier cosa en las dos formas mencionadas, agrupamos una cantidad de palabras que tienen como resultado el enunciado, la oración o frase que queremos decir. Sin embargo, lo hacemos de una forma ordenada que hace que quien recibe nuestro mensaje pueda entender lo que se está diciendo.
Aunque muchas cosas parezcan lógicas y se lleven a cabo simplemente porque se cree que es así; tienen un estudio que indica el porqué de su naturaleza, funciones y demás cosas que responden a su existencia.
Este es el caso de los nexos que, si bien los practicamos y ejercemos, pero al preguntarnos qué son, no hay respuesta alguna. Y gracias a las disciplinas lingüísticas que no solo se encargan de dar reglas sino de estudiar y analizar el lenguaje, podemos saber ciertas denominaciones del habla (escrita u oral) que ignorábamos o creíamos nula.
Antes de centrarnos en la especificación, se debe conceptualizar qué es un morfema; el cual es una palabra, también conocido como un morfema o teóricamente “partícula gramatical”. Este cumple una función sintáctica que consiste en la unión de palabras u oraciones con otras, es decir, se trata de una palabra que junta dos oraciones o palabras.
Además, el nombre de ‘nexo’ indica según su significado “combinación” entre dos partes que están separadas. Cabe destacar que se trata o es algo propio de la disciplina lingüística morfosintáctica y no con lo que se conoce por ‘conector lingüístico’ que ya entraría en lo semántico-discursivo.
Los nexos van más allá, a lo metafórico, que buscan a través de los conceptos y términos juntar ideas, logrando así reunir de forma coordinada y coherente varias palabras en una oración. Normalmente estos suelen ser de palabras cortas, sin embargo, puede darse el caso que sean compuestas por más de una.
Al igual que muchas cosas, estos tienen una clasificación o tipologías que responden según su forma de usar. Existen el grupo de nexos coordinantes en el cual se encuentran los llamados copulativos, disyuntivos, adversativos, distributivos y explicativos.
El otro grupo se denomina nexos subordinantes y en este hay más; están los temporales, modales, de lugar, causales, consecutivos, condicionales, finales, comparativos y concesivos. Pero en esta entrada nos limitaremos a explicar de qué se tratan los temporales y cuáles son.
¿Qué son y cómo funcionan los nexos temporales?
Aquí serían las dos palabras u oraciones que uniremos a través del tiempo y no precisamente de sentido climatológico sino a lo que responde la interrogante “¿cuándo?” Y es contestado en presente, pasado o futuro.
Los adverbios conjuntivos (cuando, apenas, mientras) y las locuciones conjuntivas (tan pronto como, en el instante en que, antes (de) que, primero que, después (de) que, mientras que, siempre que, tan pronto como, al mismo tiempo que, mientras tanto) pueden ser reemplazadas por el ‘cuando’ siendo este uno de los nexos temporales más utilizados para unir. Aunque esto también dependería del tipo que sea.
Haremos un ejemplo, pasando dos oraciones distintas y de ideas secundarias a ser una oración principal y única, a través del tiempo:
“Se retiró de la casa” y “salía el sol”. Si queremos que estas dos frases estén en una misma simplemente se coloca el ‘cuando’ en medio de las dos, lo que tendría por resultado “se retiró de la casa cuando salía el sol”.
Cabe destacar que no siempre el nexo temporal estará en medio de las dos oraciones o palabras, puede darse el caso que estén al principio o al final y en este sentido hay que hacer la salvedad que el nexo también puede ser de más palabras y no solo una.
Ejemplo: “Mientras jugábamos, mamá hacía la comida” / Jugábamos y mamá hacía la comida al mismo tiempo
¿Qué tipos existen?
A su vez este en específico también tiene una clasificación interna y menor que comprenden tres nexos, los de anterioridad, de simultaneidad y de posterioridad.
- De anterioridad: son los que se refieren a algo que pasó antes de otro hecho. Como por ejemplo: Primero, antes que, antes de, previo a, en primer lugar, entre otros.
- De simultaneidad: Estos por su cuenta hablan de dos hechos que pasaron al mismo tiempo. Ejemplos: Mientras, mientras tanto, al mismo tiempo, entre otros.
- De posterioridad: Son los que tratan de una acción que sucedió después de otra. Ejemplos: Después, luego, posteriormente, a continuación, entre otros.
Ejemplos de nexos temporales
- Cuando comíamos, tú dormías.
- Me estaba bañando cuando ella comía.
- Comenzó a llover cuando estaba llegando a mi casa.
- No estaba solo cuando entraste sin dar ningún aviso.
- Cuando estaba durmiendo los zancudos la picaron.
- Mientras que hacía ejercicios escuchaba música.
- Estaba comiendo al mismo tiempo que jugaba.
- Antes de que salieras, te dije lo que debías hacer.
- Estaba corriendo tan pronto como pudo salir de la casa.
- Previo a comer estuvo durmiendo.
Ejemplos en fragmentos literarios
Al ejemplificarlo de manera sencilla con oraciones bastante cortas, es entendible, sin embargo, no siempre nos comunicamos de forma tan precisa y de igual manera empleamos el uso de nexos temporales.
A continuación, citaremos algunos autores que en sus textos literarios dejan apreciar algunas de esta disciplina lingüística.
“Carlos Argentino fingió asombrarse de no sé qué primores de la instalación de la luz (que, sin duda, ya conocía) y me dijo con cierta severidad:
— Mal de tu grado habrás de reconocer que este local se parangona con los más encopetados de Flores.
Me releyó, después, cuatro o cinco páginas del poema. (…) Denostó con amargura a los críticos; luego, más benigno, los equiparó a esas personas «que no disponen de metales preciosos ni tampoco de presnas de vapor, laminadores y ácidos sulfúricos para la acuñación de tesoros, pero que pueden indicar a los otros el sitio del tesoro»”.
– Borges, El aleph.
“Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama.”
– Cortázar, Continuidad de los parques.
“Dio espaldas de golpe y se alejó ligero, sin mirar atrás hasta que llegó a la cresta de la última cuchilla. Entonces se volvió levantando el sombrero en la diestra. Y eso fue lo último que vieron los amigos, cuando al bajar la loma la figura desapareció.”
– Stelardo, Don Julio.
Datos curiosos
Es importante sacar a colación que no siempre los elementos temporales son o están representados de forma tan visible como conectores y en este tipo de casos, se encuentran fuera de la oración o su análisis oracional; por lo que empiezan a cumplir una función sintáctica que es denominada particularmente como complemento circunstancial de tiempo.
El complemento circunstancial de tiempo no es más que la función sintáctica mencionada anteriormente, que es ejecutada o llevada a cabo por un sintagma nominal o por un sintagma preposicional, que responda alguna circunstancia semántica de tiempo, lugar o modo al verbo de que es complemento.
Dejaremos a continuación otros fragmentos literarios que sirven de ejemplificación para ponerte en contexto con lo que se está exponiendo.
Cuando los cronopios van de viaje, encuentran los hoteles llenos, los trenes ya se han marchado, llueve a gritos, y los taxis no quieren llevarlos o les cobran precios altísimos. Los cronopios no se desaniman porque creen firmemente que estas cosas les ocurren a todos, y a la hora de dormir se dicen unos a otros: «La hermosa ciudad, la hermosísima ciudad». Y sueñan toda la noche que en la ciudad hay grandes fiestas y que ellos están invitados. Al otro día se levantan contentísimos, y así es como viajan los cronopios.
Cortázar, Viajes.
Un día, mientras Ananías y un perro amarillo y un prodigio de flacura esperaban la leche de la mañana junto a la abuela que afirmaba la frente en la verija y ordeñaba, a la yegua se le terminó la leche para siempre.
Delgado Aparaín, Y así nace un Pambelé y no desaparece.