Un estudio ha concluido que las habilidades matemáticas que tiene un niño de siete años pueden predecir la cantidad de dinero que este tendrá en su vida adulta.
Los niños que estaban mejor en lectura y matemáticas a los siete años tienen un mejor estatus socioeconómico a los 42 años, independientemente de otro tipo de ventajas que tuvieron en su vida infantil.
El problema
El estudio se propuso resolver una pregunta: ¿somos capaces de predecir la probabilidad que tendrá un niño de alcanzar una vida exitosa? No es ningún secreto que los activos con los que se nace (inteligencia y nivel socioeconómico) son importantes. Pero ¿en qué medida influyen otras habilidades, como por ejemplo las habilidades académicas básicas?
Metodología
Este estudio define el éxito en términos de estatus socioeconómico. Stuart Ritchie y Timothy Bates, de la Universidad de Edimburgo, utilizaron datos de más de 17.000 residentes de Inglaterra, Escocia y Gales, que fueron seguidos desde el momento en que nacieron hasta la actualidad, más de 50 años después. Se establecieron cinco indicadores de éxito en varios puntos de la vida de los participantes:
1) Clase socioeconómica al nacer: si sus padres eran propietarios de una vivienda o estaban de alquiler, el número de habitaciones que dicha casa tenía y la ocupación del padre.
2) Las habilidades de lectura y matemáticas a los siete años: también se valoró la forma en que se llevaron a cabo las pruebas y cómo sus profesores calificaron su habilidad en las materias.
3) La inteligencia a los 11 años: su coeficiente intelectual.
4) La motivación académica a los 16 años: el grado de acuerdo con frases como, «La escuela es una pérdida de tiempo.»
5) El nivel socioeconómico a los 42 años: qué tipo de trabajo tenían, sus ingresos y si eran dueños de una casa o vivían de alquiler.
Resultados
Un aumento en el nivel de lectura y en las habilidades matemáticas se relacionó con un aumento del salario de alrededor de 7750 dólares.
Consecuencias
Las habilidades que aprendemos en la escuela tienen un efecto medible reflejado en el éxito de la edad adulta. Como siguiente paso, los autores planean utilizar los estudios de gemelos para examinar la base genética de la capacidad académica. Tienen la esperanza de medir con más precisión el impacto de la genética y las intervenciones externas.