Saltó a la fama por su capacidad de memorizar con todo lujo de detalle un paisaje con solo verlo una vez y después plasmarlo en un lienzo:
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Aquí podemos ver a Stephen Wiltshire dibujando Tokio:
Es solo su talento como artista lo que le ha permitido comunicarse plenamente con otras personas. La gente le llama «la cámara humana».
Sin embargo, el neurólogo y psicólogo Dr. Oliver Sacks, que supervisa el trabajo de Stephen, declara: «Sus cuadros no son como una fotografía, siempre hay adiciones, sustracciones, modificaciones, y, por supuesto, el estilo inconfundible de Stephen.»
Stephen apenas pronunció una palabra hasta que tuvo siete años. Él no se atrevía siquiera a mirar los ojos de su madre y evitaba cualquier tipo de contacto humano. Se limitaba a sentarse en un rincón, meciéndose hacia adelante y hacia atrás, gritando de vez en cuando. Lo único que parecía apaciguar sus rabietas era un lápiz y papel.
La verdad es que, a pesar de su autismo, este hombre de dedos largos y lánguidos ya no está completamente aislado del mundo. Sus intereses comerciales están al cuidado de su hermana, la cual dirige su galería de arte.
Stephen viaja sin descanso. Tan pronto se encuentra en Dubai mirando el Burj Khalifa como que se traslada a Jerusalén, Nueva York, Las Vegas, Beijing py Montreal. También ayuda a colectivos de discapacitados, habla con ellos acerca de cómo el dibujo cambió su vida.
Stephen hoy en día es un artista consagrado.