La vida se va forjando a través de decisiones. Lo fundamental es tomar una decisión que concuerde con tu talento, te haga feliz y te mejore como persona.
Te cuento una historia acerca de esto:
Érase una vez una chica que tenía unas ambiciones muy altas en la vida. Quería hacer algo que dejase huella.
Un día cogió un lienzo y comenzó a pintar. Cada pincelada que daba era mejor que la anterior. Finalmente completó una obra maravillosa. La chica se sentía orgullosa por su don.
Sin embargo, pronto le embargó una fuerte ansiedad. No, eso no era lo que quería. Ella deseaba hacer algo más grande. Así que echó una última mirada al lienzo y salió dispuesta a enfocarse en otras opciones.
Mientras caminaba, su cabeza no paraba de dar vueltas. ¿A qué se dedicaría? ¿Practicaría la medicina? ¿Se haría arquitecta? ¿O quizás maestra? Un mundo de posibilidades se abría a sus pies. Sin embargo, su cabeza estaba mareada ante tanta opción válida.
25 años después, la «niña» comenzó a llorar. Se había pasado todos esos años valorando todas las posibilidades que tenía ante sí. Se dio cuenta que en la vida hay que tomar una decisión que te motive.
La niña, que ya no era una niña, era una muchacha, se dirigió a una tienda y compró lienzos y pinturas. Se dirigió a un parque cercano y comenzó a pintar. Una pincelada de gracia siguió a la siguiente mientras sonreía. Así se pasó todo el día y toda la noche: pintando y sonriendo. Por fin se había dado cuenta de que en la vida hay que perseguir tu talento.
Un cuento para decidir con sentido
Este relato muestra que elegir desde el propio talento aporta claridad, motivación y bienestar. Las dudas no desaparecen, pero se ordenan cuando clasificamos opciones según lo que sabemos hacer bien y nos conecta con propósito.
- Autoconocimiento: identificar habilidades naturales y lo que disfrutas reduce la parálisis por análisis.
- Acción pequeña y sostenida: probar en pequeño (un lienzo, un boceto) permite validar rumbo sin perderse en la teoría.
- Gestión emocional: la ansiedad aparece cuando el deseo y la realidad no encajan; ajustar la ruta la disipa.
- Propósito: no es “hacer algo más grande”, sino hacer lo propio con constancia y aporte.
Talento a lo largo de la vida: experiencia que suma
El talento evoluciona con la experiencia. Valorar a las personas en etapas avanzadas de su carrera es clave: aportan sabiduría práctica, memoria histórica y criterios para decidir en contextos inciertos. Integrar estas miradas evita errores como el edadismo.
- Experiencia y sabiduría: conocimientos acumulados que emergen en crisis y aceleran soluciones.
- Solidaridad intergeneracional: cooperación entre edades potencia resultados y crea aprendizaje mutuo.
- Contra la discriminación por edad: excluir por años empobrece equipos y decisiones.
- Conocimiento acumulado: capital de vivencias que inspira ideas aplicables hoy.
Cooperación y educación emocional para decidir mejor
Trabajar en equipo ha sido palanca de progreso humano. Desarrollar habilidades socioemocionales como cooperación, respeto, tolerancia y empatía fortalece nuestra capacidad de elegir y perseverar.
Los cuentos infantiles bien escogidos son aliados para cultivar conciencia y regulación emocional, autoestima, gestión de la frustración y habilidades prosociales. Estas competencias ayudan a sostener la práctica deliberada y a pedir ayuda cuando hace falta, dos pilares para que el talento florezca.
Cómo usar este cuento con adolescentes
Este relato es útil para conversar sobre valores y decisiones. Propón identificar un talento propio y diseñar una acción concreta, trabajar la paciencia (los procesos llevan tiempo), explorar identidad y autoconfianza, y dialogar sobre vínculos sanos para prevenir dinámicas tóxicas. La lectura compartida abre espacios seguros para expresar emociones.
Elegir desde el talento es un viaje: empieza con una pincelada, crece con práctica y encuentra su fuerza en la colaboración y el respeto por la experiencia de todas las edades.