Quizá alguna vez hayas escuchado hablar sobre la taxonomía de Bloom pero no sepas bien de qué trata o cómo se puede utilizar. En realidad es más sencillo de lo que parece, pero hay que prestar atención a todos los factores que influyen para poder sacar el máximo provecho. En la educación todo lo que signifique sacar provecho en el aprendizaje es bienvenido.
La educación es un proceso en el que un alumno se forma o aprende sobre un tema en particular. El objetivo es que esas personas se desarrollen y tengan mejores capacidades cognitivas, afectivas, morales y también sociales. La educación es imprescindible en nuestra sociedad para transmitir conocimientos de unos a otros y que seamos capaces de adaptarnos y evolucionar en el medio en el que nos encontramos. De esta manera las personas serán capaces de aprender conocimientos y habilidades que hagan que la sociedad avance y no se quede estancada.
Actualmente la educación es un derecho universal pero no siempre fue así. ¿Qué objetivos tiene el aprendizaje formal? Un modelo para valorar el aprendizaje de las personas es la Taxonomía de Bloom y es importante comprenderlo para poder avanzar.
Qué es
La taxonomía de Bloom es una clasificación con diferentes objetivos que se quieren lograr a través de la educación formal. Fue creado por Benjamin Bloom en 1956 para promover formas más elevadas de pensamiento en la educación, como analizar y evaluar conceptos, procesos, procedimientos y principios, en lugar de solo recordar hechos (aprendizaje memorísticos).
El marco elaborado por Bloom y sus colaboradores consistió en seis categorías principales: Conocimiento, Comprensión, Aplicación, Análisis, Síntesis y Evaluación. Las categorías después de Conocimiento se presentaron como “habilidades y capacidades», con el entendimiento de que el conocimiento era la condición previa necesaria para poner en práctica estas habilidades y capacidades.
Si bien cada categoría contenía subcategorías, todas en un continuo de simple a complejo y concreto a abstracto, la taxonomía se recuerda popularmente según las seis categorías principales.
La taxonomía de Bloom original de 1956
Estas son las breves explicaciones de los autores de estas categorías principales:
- Conocimiento. Implica la recuperación de aspectos específicos y universales, la recuperación de métodos y procesos o la recuperación de un patrón, estructura o configuración.
- Comprensión. Se refiere a un tipo de comprensión o aprehensión tal que el individuo sabe lo que se está comunicando. Puede hacer uso del material o idea que se está comunicando sin necesariamente relacionarlo con otro material o ver sus implicaciones más plenas.
- Aplicación. Se refiere al uso de abstracciones en situaciones particulares y concretas.
- Análisis. Representa el desglose de una comunicación en sus elementos o partes constituyentes, de manera que la jerarquía relativa de las ideas queda clara y las relaciones entre las ideas expresadas se hacen explícitas.
- Síntesis. Implica la unión de elementos y partes para formar un todo.
- Genera juicios sobre el valor del material y los métodos para determinados propósitos.
Taxonomía de Bloom actualizada (2001)
Un grupo de psicólogos cognitivos, teóricos del currículo e investigadores instructivos, y especialistas en pruebas y evaluación publicaron en 2001 una revisión de la taxonomía de Bloom con el título Taxonomía para la enseñanza, el aprendizaje y la evaluación. Este título desvía la atención de la noción algo estática de «objetivos educativos» (en el título original de Bloom) y apunta a una concepción más dinámica de la clasificación. Por lo tanto, en la actualidad los especialistas educativos se basan en esta taxonomía de Bloom actualizada para poder emplearla en la enseñanza y aprendizaje de cualquier ámbito educativo.
Los autores de la taxonomía revisada subrayan este dinamismo, usando verbos y gerundios para etiquetar sus categorías y subcategorías (en lugar de los nombres de la taxonomía original). Estas “palabras de acción” describen los procesos cognitivos mediante los cuales los pensadores se encuentran y trabajan con el conocimiento:
- Recordar (reconociendo, recordando)
- Entender (interpretando, ejemplificando, clasificando, resumiendo, comparando, explicando)
- Aplicar (ejecutando, implementando)
- Analizar (diferenciando, organizando, atribuyendo)
- Evaluar (comprobando, criticando)
- Crear (generando, planificando, produciendo)
En la taxonomía revisada, el conocimiento está en la base de estos seis procesos cognitivos, pero sus autores crearon una taxonomía separada de los tipos de conocimiento utilizados en la cognición:
- Conocimiento factual (conocimiento de la terminología y de los detalles o elementos específicos)
- Conocimiento conceptual (conocimiento de clasificaciones, categorías, principios, generalizaciones, teorías, modelos o estructuras)
- Conocimiento procedimental (Conocimiento de habilidades, algoritmos, técnicas y métodos, criterios para usar los procedimientos adecuados)
- Conocimiento metacognitivo (conocimiento estratégico, tareas cognitivas y autoconocimiento)
Por qué usar la taxonomía de bloom
Los autores de la taxonomía de bloom ven la eficacia absoluta en ella ya que lo asocian como una respuesta didáctica al aprendizaje de cualquier persona. Creen que se debe utilizar la taxonomía de bloom porque:
- Se establecen los objetivos o metas de aprendizaje, que son importantes para poder tener un buen intercambio pedagógico. Los profesores y alumnos comprenden desde el primer momento el tipo de intercambio educativo que tendrán.
- Se tienen los objetivos bien organizados y es una ayuda para clarificar aquellos más importantes para los estudiantes.
- Tener los objetivos organizados ayuda a los maestros y profesores a planificar la instrucción adecuada, diseñar tareas y estrategias de evaluación válidas y asegurar que la instrucción y evaluación estén en línea con los objetivos establecidos.
La taxonomía de bloom marca claramente los objetivos que se deben realizar en cuanto a un tipo de aprendizaje concreto, por lo que puede facilitar el trabajo a profesores, y los alumnos sabrán que esperar en cada momento. El alumno debe ser protagonista también de su propio aprendizaje y aunque se establezcan los objetivos, el alumno debe ser partícipe en todo momento de lo que ocurre en este proceso de enseñanza-aprendizaje.
Actualmente y teniendo en cuenta que la sociedad avanza a pasos agigantados y que se incorporan nuevos medios en la enseñanza como en uso de las nuevas tecnologías, es necesario ir renovándose. Por eso, se van incluyendo aspectos vinculados al uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, cuando nuevos modelos que se parecen unos otros porque tienen el mismo fin.