
La tila o flor de tilo es una de esas infusiones de toda la vida que pasan de generación en generación porque funciona. Se toma para calmar los nervios, favorecer el sueño y ayudar con digestiones pesadas, pero su utilidad real va mucho más allá del simple efecto relajante que todos conocemos.
Antes de lanzarte a preparar una taza, conviene tener claras sus virtudes y también sus límites. Como cualquier planta medicinal, la tila tiene propiedades, beneficios y contraindicaciones que merece la pena conocer para aprovecharla bien y, sobre todo, para consumirla con seguridad si tomas medicación o tienes alguna condición de salud.
¿Qué es la tila o el tilo?
La tila procede de los árboles del género Tilia, unos gigantes de copa frondosa que pueden alcanzar entre 20 y 40 metros de altura y vivir varios siglos. Son típicos de las regiones templadas del hemisferio norte y pertenecen a la familia de las Malvaceae. En Europa occidental destacan especies como Tilia platyphyllos (tilo de hoja grande), Tilia cordata (tilo de hoja pequeña o “silvestre”) y el híbrido Tilia × europaea.
Reconocerlos es sencillo: hojas acorazonadas con borde dentado y flores pequeñas, muy aromáticas, de tonos blanquecinos o amarillentos. Estas flores aparecen adheridas a una bráctea alargada que, a modo de “ala”, facilita la dispersión del fruto, un detalle botánico curioso que le da personalidad a la especie.
Con fines medicinales se emplean principalmente las flores (con sus brácteas), aunque también se usan hojas, alburno o “corteza interior” e incluso yemas. En casa, lo más habitual es tomarla en infusión, pero la encuentras también en cápsulas, extractos, tinturas, aceites esenciales, polvos y preparados de herboristería. Además, sus flores son muy melíferas y dan una miel suave y perfumada muy apreciada.

Principios activos y composición
Su perfil químico explica gran parte de lo que hace. Las flores y brácteas concentran flavonoides (quercetina, tilirosida, kaempferol, rutina e hiperósidos), mucílagos, taninos y un aceite esencial con moléculas como geraniol, eugenol y farnesol. También están presentes ácidos fenólicos (como el ácido cafeico y el clorogénico) y otros compuestos como limoneno, nerol, terpineol, alfa-pineno y carotenos. Un dato que interesa a muchos: no contiene cafeína.
Esta combinación aporta propiedades de interés: calmantes, relajantes, antiespasmódicas, digestivas, diuréticas, diaforéticas (sudoríficas), expectorantes, antioxidantes y, en algunos casos, antitusivas. En determinadas tradiciones también se menciona un posible efecto anticoagulante relacionado con algunos de sus polifenoles.

Propiedades y beneficios más destacados
La evidencia disponible y el uso tradicional apuntan a un abanico de usos razonables. Algunos cuentan con respaldo experimental (sobre todo en modelos animales) y otros se apoyan en la experiencia clínica o popular. Conviene tener esto en mente al valorar expectativas.

Relajación, ansiedad y sueño
Es su uso estrella. Tradicionalmente se recurre a la tila para “bajar revoluciones”, algo que no es casual: extractos de especies como Tilia tomentosa han mostrado actividad sedante con posible modulación del sistema GABA en animales. Ayuda a templar nervios y facilitar el descanso nocturno, por lo que tomarla al anochecer es una costumbre bien asentada.
Acción antioxidante y antiinflamatoria
Sus flavonoides y otros fenólicos combaten los radicales libres y pueden ayudar a modular la inflamación. Se ha puesto el foco en compuestos como la tilirosida (con capacidad de neutralizar especies reactivas) y el kaempferol. Aunque se necesitan más estudios clínicos, este perfil antioxidante encaja con usos frente a molestias inflamatorias leves.
Dolor leve
En modelos animales, dosis de tilirosida del orden de 100 mg/kg han logrado reducir hinchazón y dolor de forma significativa. También hay trabajos en personas (por ejemplo, en artritis reumatoide) con quercetina a 500 mg/día que reportan menos dolor y marcadores inflamatorios, si bien esa dosis es elevada y no extrapolable a una infusión estándar de tila.
Resfriados leves: sudorífico y expectorante
Las flores de tilo se han usado para estimular la transpiración cuando hay fiebre o gripe y para favorecer la expectoración en tos productiva. En algunos países europeos se recomienda en adultos y mayores de 12 años como apoyo nocturno, aprovechando su efecto sudorífico suave.
Efecto diurético y retención de líquidos
Tradicionalmente se considera un diurético ligero. Se achaca a la acción conjunta de polifenoles como quercetina, kaempferol y ácido p-cumárico. Este último, además, es diaforético, de ahí que “haga sudar” cuando uno está acatarrado. Útil si hay retención de líquidos leve, siempre con buena hidratación y prudencia si ya tomas diuréticos.
Presión arterial
Por su doble vertiente relajante y vasodilatadora, la tila se integra a menudo en combinaciones para tensión alta asociada a estrés. En roedores, la tilirosida inyectada a 1–10 mg/kg redujo la presión sistólica. A falta de ensayos robustos en humanos con infusiones, se usa como complemento no farmacológico en contextos de nerviosismo.
Digestión, cólicos y espasmos
La infusión caliente y sus mucílagos aportan efecto emoliente y antiespasmódico, lo que ayuda con digestiones pesadas, acidez, espasmos intestinales y cólicos (incluidos los menstruales). Asimismo, se ha estudiado la actividad antibacteriana de la tilirosida en el contexto de ciertas gastroenteritis, aunque aquí la prudencia es clave y no sustituye tratamientos pautados.
Otros usos tradicionales
En herbolario clásico se le atribuyen beneficios para jaquecas nerviosas, irritabilidad y apoyo en procesos reumáticos cuando se aprovecha la corteza. La miel de tilo se valora tanto por su sabor como por su delicado carácter calmante en bebidas calientes.
Contraindicaciones, efectos secundarios e interacciones
Que sea una planta de uso popular no significa que valga para todas las personas ni en cualquier contexto. La seguridad depende de la dosis, la duración y tu situación clínica.

- Embarazo, lactancia y niños: no se recomienda en embarazo, periodo de lactancia ni en menores, por ausencia de datos de seguridad suficientes.
- Alergias: si eres alérgico al polen o a componentes del género Tilia, podría provocar reacciones alérgicas. Ante picor, erupciones o dificultad respiratoria, suspende su uso y consulta.
- Cardiopatías: en personas con enfermedad cardíaca se desaconseja su uso sin supervisión. Algunas fuentes asocian el consumo prolongado con problemas cardíacos; mejor evitarlo si hay antecedentes y, si se utiliza, que sea por periodos cortos.
- Somnolencia y conducción: por su efecto sedante, puede causar somnolencia excesiva. Evita conducir o manejar maquinaria tras la toma.
- Interacciones con fármacos: precaución con diuréticos (puede potenciar su efecto y favorecer deshidratación), con litio (podría aumentar su concentración en sangre) y con anticoagulantes. Si tomas benzodiacepinas u otros sedantes, la tila podría potenciar la somnolencia; evita la combinación salvo indicación profesional.
- Vías biliares: se desaconseja si hay obstrucción biliar.
- Efectos digestivos y palpitaciones: en dosis altas se han descrito náuseas, pesadez e incluso taquicardia. Mantén la dosis dentro de rangos seguros.
- Mucílagos y absorción: los mucílagos podrían disminuir la absorción de ciertos medicamentos si se toman a la vez; deja intervalo de 2 horas entre la medicación y la tila.
Sobre dosis, distintas autoridades ofrecen guías ligeramente diferentes. La EMA considera seguro un consumo moderado alrededor de 2–4 g de mezcla de té al día. Por su parte, se citan recomendaciones de la OMS con 2–4 g de flores secas por toma, hasta tres veces al día. Si una taza de 8 onzas aporta en torno a 1,5 g, un límite práctico sensato es no pasar de 2–3 tazas al día y valorar la respuesta individual.
Dosis práctica y cómo tomar la tila
Si usas sobres comerciales, cada bolsita suele contener cerca de 1,5 g. Con granel, una regla orientativa es 5 g por taza (unos 30 g por litro). Para la mayoría de adultos sanos, 2–3 tazas diarias son un rango prudente, preferiblemente por la tarde y noche para aprovechar su efecto relajante.
La puedes tomar sola o endulzada. Mejor sin azúcar; si necesitas dulzor, los edulcorantes como aspartamo, ciclamato o sacarina son opciones consideradas seguras en cantidades normales. En cuanto a estilos de vida, la tila no rompe el ayuno intermitente y sus catequinas y polifenoles pueden ayudar a modular el apetito, aunque la potencia es modesta.
Cómo preparar una infusión de tila paso a paso
- Prepara el material vegetal: si usas flores secas a granel, machácalas ligeramente para aumentar la superficie de contacto.
- Calienta el agua: lleva a ebullición y apaga el fuego.
- Infusiona: vierte el agua hirviendo sobre las flores (aprox. 5 g por taza o 30 g/litro si haces cantidad).
- Deja reposar: 5–10 minutos, mejor tapado para preservar los compuestos volátiles.
- Cuela y sirve: filtra para retirar restos vegetales y tómala caliente. Ajusta el tiempo si prefieres un sabor más suave o más intenso.
Consejo útil: si la usas por su efecto sedante, toma la última taza 30–60 minutos antes de acostarte. No la combines con alcohol ni con otros sedantes.
Mezclas tradicionales y advertencias de combinación
La herboristería clásica propone sinergias para objetivos concretos. Por ejemplo, para palpitaciones nerviosas se describe una mezcla a partes iguales de tilo, pasionaria, mejorana, espino albar y anís estrellado; para jaquecas nerviosas, tilo con betónica y melisa; y para bajar la tensión, combinaciones con espino albar, valeriana y muérdago.
Dicho esto, desde la perspectiva académica se recuerda prudencia: no conviene mezclar “a ojo” plantas con efectos sedantes similares (por ejemplo, valeriana o incluso manzanilla) porque la concentración de principios activos puede variar y potenciar efectos adversos, sobre todo si tomas benzodiacepinas u otros ansiolíticos. Si vas a usar fórmulas compuestas, que sea con criterio profesional.
Otras formas y usos del tilo
Más allá de la infusión, hay otras presentaciones útiles. A modo orientativo, en herboristería es frecuente encontrar la decocción de albura (una cucharada en 500 ml de agua fría, hervir 10 minutos y reposar otros 10), la tintura madre de flores o albura (en torno a 50–60 gotas, 2 veces/día), el extracto seco de flores titulado (por ejemplo, 250 mg, 2–3 veces/día) y el gemoderivado de yemas (aprox. 20–30 gotas, 2 veces/día). Estas dosis son generales: ajusta individualmente y consulta si tomas fármacos.
El aceite esencial de tilo se utiliza en difusores para aromaterapia y en masajes diluido en aceite base por su perfil relajante. En cosmética, los extractos de flores y hojas se emplean como calmantes, protectores e hidratantes en pieles sensibles. A nivel gastronómico, además de la miel de tilo, puede aromatizarse alguna bebida veraniega con sus flores y, de forma ocasional, añadir hojas tiernas a ensaladas para un toque sutil.
Como curiosidad fuera del campo sanitario, la madera de tilo (“basswood” en lutería) es apreciada por ser ligera y homogénea, ideal para talla, ebanistería y la fabricación de cuerpos de guitarras y bajos. También tiene presencia en perfumería por el aroma de sus flores.
Botánica, variedades y recolección
En la península ibérica se localiza Tilia platyphyllos de forma natural en el tercio norte y sistemas montañosos, y Tilia cordata en zonas del Cantábrico y Pirineos. El híbrido Tilia × europaea se planta mucho en parques. Las flores, muy fragantes, se agrupan en inflorescencias protegidas por una bráctea laminar verdosa.
La recolección de flores con brácteas se realiza al inicio de la floración (entre junio y julio), cuando aproximadamente dos tercios de las flores han abierto. En cuanto al secado, se describen dos prácticas tradicionales: a la sombra o a temperatura moderada (≤ 35 ºC) para preservar compuestos sensibles, y también al sol en días muy secos para un secado rápido que evite humedad. En ambos casos, la clave es conservar el aroma y evitar mohos.
Como árbol urbano y de ribera, el tilo se adapta bien a suelos fértiles y frescos y tolera distintas exposiciones. Puede propagarse por siembra, acodo, esqueje o injerto. En mantenimiento, mejor podas ligeras y selectivas que desmochados drásticos, y vigilar plagas como ácaros o larvas defoliadoras.
Preguntas frecuentes rápidas
- ¿Cuándo tomarla? Ideal antes de dormir. También encaja tras comidas pesadas o en tardes de nervios.
- ¿Cuántas tazas al día? Como guía práctica, 2–3 tazas. No sobrepases las cantidades si te causa somnolencia diurna.
- ¿Rompe el ayuno? No. La tila no contiene calorías significativas y puede tomarse en ayuno intermitente.
- ¿Lleva cafeína? No, la tila es naturalmente descafeinada.
- ¿Pueden tomarla niños? No se recomienda su uso en menores.
- ¿Puedo conducir? Mejor evitar conducir si te provoca somnolencia o la has combinado con otros sedantes.
Quedarse con lo esencial ayuda: la tila es una aliada suave para nervios, sueño y digestiones, con un perfil antioxidante interesante y utilidad como sudorífico en resfriados leves. Aun así, el consumo responsable manda: dosis moderadas, periodos cortos, atención a interacciones (diuréticos, litio, anticoagulantes, benzodiacepinas) y evitarla en embarazo, lactancia, cardiopatías, obstrucción biliar, alergias o en niños. Preparada con mimo y sentido común, esta infusión tradicional puede seguir teniendo un hueco sensato en tu botiquín natural.