El carisma de Obama

Barack Obama ha tenido claramente una ventaja cuando se trata de esa cualidad mágica conocida como carisma. El presidente Obama llena estadios de fútbol al igual que si fuera una estrella del rock. Después de reunirse con él, incluso los reporteros políticos más experimentados han informado de que es especial, el heredero de predecesores carismáticos como John F. Kennedy.

El carisma de Obama

De vez en cuando surge una figura pública dotada de un magnetismo personal que hace que sea mundialmente conocido. Esto es carisma, ese don tan poco frecuente y reservado casi en exclusiva a grandes actores, cantantes o deportistas.

Sin embargo, es bastante excepcional encontrar el carisma en un político. Cuando una persona carismática como Obama habla, es capaz de convertir una habitación llena de extraños en una comunidad rica en experiencias y opiniones compartidas.

Los líderes carismáticos y sus seguidores son interdependientes, se alimentan y dan energía a los demás. El líder transformacional da esperanza a su audiencia y hace creer que, juntos, pueden crear un futuro mejor. Winston Churchill fue un líder carismático, en este sentido, como lo fue Mahatma Gandhi y Martin Luther King. Al igual que Obama, su retórica estaba bañada con optimismo.

En Obama, vemos un carácter excepcionalmente fuerte y buen temperamento. Pero esto no basta para ser un buen presidente de los EEUU. La capacidad para obtener resultados es esencial en un presidente, sobre todo en estos tiempos de grandes desafíos. Su extraordinaria capacidad para inspirar daría poder a Obama para ofrecer soluciones a la enorme variedad de los problemas que existen tanto en su país como fuera de él.

En este sentido, un presidente con carisma, buen carácter y, por supuesto, unas ideas políticas sólidas, serían un recurso nacional invaluable.

Un presidente inspirador podría restaurar un sentido de unidad en un país. Un líder carismático podría romper la ortodoxia prevaleciente de que la nación está permanentemente dividida en 2 bandos (el conservador y el progresista) y construir un sentido más amplio de comunidad, con una nueva visión convincente.

Él o ella podría persuadir a los alienados a dejar de lado su cinismo, participar en la vida pública y sacrificarse por su país.

Sin duda, el carisma no lo es todo. Un gran líder tiene muchas cualidades, carácter, juicio, experiencia… El carisma es más que una buena oratoria y una cara atractiva. Sin embargo, es una herramienta de gran alcance para que el líder lo pueda utilizar para reparar e inspirar a un país.

Broma Obama


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