Cómo empezar una introducción

Aprende a escribir una introducción excelente

Empezar un texto con una buena introducción es esencial para atraer la atención del lector. Para que este no pierda rápidamente la atención, debe dejar claro el contenido del texto lo más rápido posible. Pero no solo basta con introducir palabras clave con las que se pueda deducir de qué va la lectura. La introducción debe ser atractiva, llamativa, incluso seductora.

Antes de empezar a visualizar el texto, el lector solo cuenta con el título. Esa primera frase que ha llamado su atención y le ha creado una expectativa, debe cubrirse con una buena introducción, de lo contrario, podría perder rápidamente el interés. Para evitarlo y conseguir que tus lectores se sientan atraídos por tus textos, debes crear una introducción con un gancho con el que atraer una atención continuada y constante.

Si quieres aprender a crear textos que generen la atención de cualquier lector y que decidan leerlo al completo, a continuación, te dejamos algunos trucos y estrategias para conseguirlo.

Contextualiza el texto

La introducción de un texto tiene una misión fundamental, que es conseguir que el lector tenga interés por leer lo que sigue. Para lograrlo, debes crear una introducción que ponga en situación a la persona que lo está leyendo, lo que se conoce como contextualizar. Es decir, colocar ciertos textos que tengan relación entre sí. De forma que vas preparando al lector con una buena base, para que pueda comprender correctamente lo que va a leer a continuación.

Aprender a escribir una introducción es fácil

Empieza la introducción con un buen gancho

Escribe sobre una anécdota relacionada con el texto, un dato de relevancia, una curiosidad que atraiga la atención de la persona que lo va a leer. Esta es la mejor manera de crear interés desde las primeras palabras. Busca la manera de conseguir que el lector se pregunte por qué has empezado por ahí, que desee saber más y no pueda dejar de leer.

Muestra seguridad en tus palabras

Cuando escribes, no tienes más herramientas que tu forma de expresarte, tus conocimientos y tu seguridad en lo que escribes. A diferencia de la comunicación oral, donde puedes utilizar el lenguaje no verbal para transmitir sentimientos en los oyentes, cuando escribes, solo tienes tus palabras.

Escribe con la convicción de saber sobre lo que estás hablando, infórmate, investiga y lee mucho, porque así podrás a prender a comunicar con seguridad. Es fundamental transmitir esa confianza en los lectores, porque solo así podrán respetar tus textos. Si quieres crear una lectura satisfactoria, tienes que lograr que tus lectores saquen conclusiones interesantes de tus textos.

Responde preguntas que podría hacerse el lector

En este caso, no sirve la técnica de dejar para el final la resolución, a no ser que quieras escribir una novela. Cuando te trata de un texto relativamente corto, cuanto antes dejes claro el tema, más fácil será atraer a tu público objetivo. Incluso, puedes adelantarte a tus posibles preguntas y lanzar respuestas en la introducción. Después tendrás tiempo de ampliar esa información, pero ya habrás generado el interés que buscas en los lectores.

Escribe una introducción con sinceridad

Utiliza la técnica de la pirámide invertida

Piensa en una pirámide colocada del revés. En cada estrato de la pirámide debes colocar parte de la información que vas a detallar en tu texto. La introducción es la parte más importante, la que conseguirá que tus lectores quieran leer el texto al completo. Por lo tanto, en la introducción debes expresar la idea principal de la información.

Utiliza los subtítulos para desarrollar la información, incluyendo estratégicamente palabras clave que tengan referencia con la introducción y con el título del texto. De esta forma, el lector no pierde el hilo, ni desconecta a medida que va avanzando en la lectura porque todo está conectado. Su cerebro une las palabras a través de las conexiones que tú mismo vas colocando en el texto.

Que sea corta pero muy llamativa

Una buena introducción no tiene que ser necesariamente muy larga. Si te extiendes demasiado, corres el riesgo de repetirte y contradecirte tú mismo. Elige las palabras adecuadas, busca palabras clave, elige términos de poder con los que atraer la atención. Crea frases cortas y cuida mucho los signos de puntuación.

No te desgastes en la introducción, se trata de llamar la atención, crear interés y conseguir que las personas elijan tu texto. La introducción puede marcar la diferencia. Si es breve pero atractiva, llamativa, ganarás un lector con interés por saber cómo continúa tu texto. Por el contrario, una introducción muy extensa puede resultar aburrida. Incluso, puedes caer en el error de contar demasiada información y dejar poco que desarrollar en el resto del texto.

Incluye preguntas retóricas

Una introducción atractiva debe contener algo que atraiga la atención del lector, una frase, una cita, e incluso, una pregunta retórica. Cuando introduces esta herramienta en una conversación o en un texto, no esperas que la otra persona te responda. Lo que buscas es crear una respuesta concreta a través de tu propia pregunta.

Porque instintivamente, la primera reacción de cualquier persona que lee una pregunta es lanzar una respuesta, aunque sea una pregunta retórica. De esta manera, consigues que la persona desarrolle un interés por descubrir la respuesta desarrollada o resolver la duda que has creado.

Escribir una buena introducción es importante

Escribe con sinceridad

A no ser que vayas a escribir una novela o un relato creativo, es muy importante que tus textos estén redactados con total sinceridad. Esta es la mejor manera de conseguir que los lectores confíen en ti, que sientan empatía contigo. Evita utilizar un tono condescendiente, incluso infantiloide. Porque no hay nada que genere más desconfianza que unas palabras tremendamente rebuscadas, a la vista poco sinceras.

En definitiva, empezar una introducción es la parte más importante de cualquier texto. Por lo que debes dedicarle el tiempo suficiente para que resulte atractiva, impactante, imposible de rechazar para el público objetivo. Ten muy claro sobre lo que quieres escribir, infórmate muy bien, busca inspiración y crea una información muy clara en tu cerebro. Así la podrás adaptar a ti, a tu forma de expresarte y con ello, ganarás la confianza y la atención de muchas personas que estarán deseando de descubrir mucho más a través de tus redacciones.


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