5 consejos que te ayudarán si convives con alguien afectado por un trastorno mental

La convivencia con una persona afectada por un trastorno mental, del tipo que sea, puede llegar a ser muy difícil, y puede poner en peligro la propia salud física y psicológica si no se conocen y aplican herramientas absolutamente necesarias para regular la vida diaria.

Puede que esa persona enferma sea un hijo, un progenitor, o tu pareja. Puede que su trastorno esté diagnosticado, o puede que no. Puede que esté siguiendo tratamiento, o puede que no. Pero de un modo u otro, la convivencia diaria es muy complicada.

Estos 5 consejos te ayudarán en este difícil camino. Aplícalos, y tu vida, y la de esa persona que convive contigo, será más llevadera:

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1º MARCA LÍMITES

Los límites son fundamentales en la vida de toda persona. Nos definen y ponen orden en nuestras relaciones con los demás. Los límites marcan dónde terminas tú y dónde empieza el otro, hasta dónde permites que llegue contigo, y hasta dónde no.

Unos límites sanos y flexibles favorecen las relaciones y la convivencia.

Imagina dos huevos: si las cáscaras de ambos se rompen, el interior se mezcla y ya es imposible separar lo que pertenece a un huevo o a otro. Tus límites son tu cáscara, lo que te define tu identidad propia separada de la de los demás. Si tus límites no están definidos, no son sólidos y estables, tu personalidad se mezclará con la de los demás. No sabrás dónde terminas tú y empiezan ellos, qué te pertenece a ti y qué a los demás.

Por el contrario, unos límites demasiado rígidos e inflexibles, te abocarán a la incomprensión. Y una convivencia en la que no existe comprensión ni empatía está directamente abocada al desastre.

2º REDEFINE EXPECTATIVAS

Probablemente te sientes decepcionado y frustrado porque la convivencia con ese familiar es algo que dista mucho de lo que tú te habías imaginado que sería.

No es lo que tú esperabas. Pero nadie te dijo que sería así. De hecho, pocas veces las cosas son en la vida como las hemos imaginado. Y tratándose de una persona con un trastorno, las cosas suelen ser peores aún.

Redefine las expectativas:

– No esperes los comportamientos ni las reacciones que podrías esperar de una persona “normal”.

– No te empeñes en querer mantener las expectativas que te habías forjado pese a quien pese.

– No te amargues pensando que “por culpa” de esa persona no puedes tener una vida normal.

Las cosas no tienen que ser mejores ni peores a como te las habías imaginado, solo diferentes.

Sé flexible, adáptate a las circunstancias, y todos viviréis mejor.

3º CAMBIA TU DIALOGO INTERNO

– Tú no tienes la culpa.

– Tú no puedes controlarlo.

– Tú no puedes curarlo.

No tienes que asumir responsabilidades que no te corresponden, pues, además de perjudicarte, estás privando al otro de su propia autonomía, de su derecho a tomar sus propias decisiones, y de su obligación de responsabilizarse de su propia vida, para bien o para mal.

Puedes ayudarle, pero no está obligado a aceptar tu ayuda.

Puedes aconsejarle, pero no está obligado a seguir tus consejos.

Puedes apoyarle, pero debes permitirle andar solo.

4º REFLEJA

¿Qué significa? Pues que tú, como persona emocionalmente vinculada al enfermo, absorbes muchísima de la energía negativa que éste desprende. En otras palabras, te comes su actitud negativa, su agresividad, su rabia, sus bajones. Vale que él no tiene la culpa de lo que le sucede, pero tú tampoco.

Seguro que el terapeuta o el médico que le atienden no se comen toda esa porquería que desprende.

Esa es la diferencia: ellos reflejan todas las emociones y comportamientos negativos del enfermo, pero tú, por tu vinculación emocional, los absorbes.

Aprende a reflejarlos tú también. Devuélveselos a su legítimo propietario. Si te los quedas tú, él no aprenderá nunca a gestionarlos.

Despersonaliza el comportamiento de tu familiar: no va contra ti. No es nada personal. Es solo que tú estás en primera línea de fuego y recibes el impacto con toda la potencia.

Ya sé que no es fácil, pero repítetelo a menudo, cada vez que se produzca una crisis, como si fuera un mantra:

– No es nada personal.

– No va contra mí.

– Yo no tengo la culpa, aunque trate de hacérmelo creer.

Te ayudará a mantener el sentimiento de culpabilidad a raya.

5º ACEPTA

La aceptación de la situación es fundamental. Y ¡ojo!. Aceptación no significa resignación. Aceptación es tomar las cosas como son, sin dramatismos exagerados. Acepta lo peor que pueda pasar, el peor de los escenarios posibles, y a partir de ahí, cada paso que darás será para mejorar.

Aceptarlo no significa que tenga que pasar. Para nada. Significa que estás preparado para asumirlo, que eres consciente, y que, a pesar de ello, eres capaz de continuar viviendo sin sufrir inútilmente.

Si sigues estos 5 consejos, la convivencia con ese ser querido que padece un trastorno emocional o mental, mejorará ostensiblemente, tu salud te lo agradecerá, y, si tú estás bien, sin ninguna duda estarás en mejor disposición de ayudar a esa persona.

Todos saldréis ganando.

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Anna Traver, coach y mentora, recuperadora de ilusiones y constructora de pasarelas seguras sobre arenas movedizas. Mi Blog, Mi Twitter y Mi Página de Facebook.


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  1.   armando dijo

    como llevar un matrimonio con 3 hijos que no son mios mas yo asi acepte no puedo con mi caracter tengo 46 anos y ellos de 12,14,16 años yo quiero seguir luchando por mi familia