La conocida como Terapia Gestalt es una práctica psicológica que se centra en el desarrollo de la persona y en la recuperación de la capacidad de vivir el presente. Dicha terapia concibe el ser humano como un entidad formada por tres partes: el cuerpo, la mente y el alma. El bienestar y la felicidad se va a alcanzar a través del equilibrio de las tres partes de la persona.
En el siguiente artículo te hablamos de una manera más detallada de la terapia Gestalt.
Los orígenes de la terapia Gestalt
La terapia Gestalt tiene sus raíces en la psicología humanista, desarrollada en la década de 1950 por Fritz Perls, Laura Perls, y Paul Goodman. Esta terapia se basa en la idea de que la mente y el cuerpo están interconectados, y se centra en la importancia de la totalidad de la experiencia. Al abrazar la singularidad de cada individuo, la terapia Gestalt promueve la autoresponsabilidad y la toma de conciencia por parte de la persona.
Los principios básicos de la terapia Gestalt
La importancia del presente
La terapia Gestalt busca en todo momento que la persona se concentre de lleno en el presente, en lugar de desviarse hacia el pasado o el futuro. Se trata de tomar plena conciencia de lo que se experimenta en el aquí y en el ahora. Al hacer esto, se puede llegar a descubrir patrones de comportamiento, pensamientos y emociones que pueden estar afectando a bienestar.
La relación entre el paciente y el terapeuta
En la terapia Gestalt, la relación entre el terapeuta y la persona es fundamental. Es un espacio seguro en el que el paciente puede explorar sus pensamientos y sentimientos sin juicio alguno. El terapeuta actúa como un verdadero guía, facilitando la autoexploración y ayudando a tomar conciencia de patrones que podrían estar limitando el crecimiento personal del paciente.
Técnicas de la terapia Gestalt
La terapia Gestalt utiliza infinidad de técnicas y experimentos creativos para ayudar a que la persona pueda expresar y comprender las distintas emociones. Desde el uso de sillas vacías hasta dramatizaciones de ciertas situaciones, todas estas herramientas va a permitir explorar diferentes aspectos de la persona y de sus relaciones con los demás.
Cerrar ciclos
En la terapia Gestalt, se da una gran importancia al cierre de ciclos y a la resolución de conflictos pendientes. Esto va a implicar enfrentar y completar ciertas experiencias pasadas, liberando energía que puede estar atrapada en recuerdos que no se han podido resolver. Al hacer todo esto, la persona es capaz de liberarse por completo para vivir plenamente en el presente y construir un futuro más consciente.
Responsabilidad
Otra de las características de la terapia Gestalt es que fomenta la autoresponsabilidad de la persona, animando a la misma a asumir la responsabilidad tanto de las elecciones como de las acciones. Al hacer esto, la persona es capaz de vivir de una manera más auténtica gracias a alineamiento que existe entre los valores y los deseos más profundos.
Integración de todos los aspectos
La terapia Gestalt va a abrazar a partes iguales tanto las sombras como las luces de la persona en cuestión. Se trata de integrar completamente todas las partes de la persona, incluso aquellas que pudieran resultar desconocidas. Al aceptar y comprender todos estos aspectos, la persona se va a embarcar de lleno en un viaje de autodescubrimiento que promueve la integridad y la autenticidad.
Llevar la terapia Gestalt a la vida diaria
No hay que estar en una sesión terapéutica para poder aplicar los principios de la terapia Gestalt en la vida diaria. Se puede practicar sin problema alguno la atención plena, la autoobservación y la toma de conciencia en cualquier momento. Todos estos pasos van a tener un impacto significativo en el bienestar y felicidad de la persona en cuestión.
Los objetivos de la terapia Gestalt
La terapia Gestalt no pretende en ningún momento que la personas deje de tener problemas en su día a día. Lo que busca es que la persona aprenda a solucionar dichos problemas y poder crecer a nivel personal. Es por ello que el principal objetivo de este tipo de terapia no es otro que el de madurar y crecer.
Para ello resulta esencial que el individuo aprenda a estar en el presente. Esto va a implicar pagar un precio: la posible frustración de enfrentarse de lleno a dicho momento. Hay que saber aceptar tanto las situaciones agradables como desagradables. La citada aceptación solo puede darse si la persona es consciente de la realidad presente.
La terapia Gestalt por tanto no se enfoca demasiado en el pasado. Si esto ocurre se produce para comprender cómo dicho pasado puede llegar a afectar a la persona y poder llevar a cabo la tarea del autoconocimiento.
Cómo ayuda a la persona la terapia Gestalt
Este tipo de terapia ayuda en diferentes procesos:
- Ansiedad y casos de depresión.
- Dependencia emocional hacia la pareja.
- Etapas de cambio importante.
- Miedos o temores.
- Baja autoestima o falta de confianza.
- Adicciones.
- Crisis en la relación.
- Muerte de una persona querida.
La terapia Gestalt va a ofrecer un espacio seguro en el que la persona puede expresarse y conocerse a sí mismo. Gracias a ello puede alcanzar cierto bienestar y felicidad. En las sesiones de terapia el paciente podrá expresarse a la vez que también podrá conocerse. Todo esto se va a conseguir integrando los enfoques cognitivo, emocional y corporal.
En definitiva, la terapia Gestalt ha sido bastante criticadas por no tener una herramienta de evaluación concreta. Sin embargo y a diferencia de otras clases de terapias, el punto fuerte de la terapia Gestalt es el enfoque del presente y la toma de conciencia, en lugar de centrarse en lo que pudo haber sido. Por consiguiente, la terapia Gestalt se centra en que la persona sea capaz de vivir la realidad tal y como es, sin llegar a juzgarla en ningún momento. Para conseguir esto es esencial el trabajar aspectos del día a día como el autoconocimiento, la aceptación y el estar aquí y ahora.