Cuando hablamos de juego heurístico estamos haciendo referencia a estimular el descubrimiento y la experimentación de los niños a través del juego. Este tipo de juegos se realizan durante la primera infancia. Es necesario conocer en qué consiste este tipo de juegos para que si tienes hijos o trabajas con niños pequeños puedas potenciarlo.
A través de este tipo de juego los niños pequeños interactúan con los objetos, descubriendo las formas y los materiales. El tacto es imprescindible en este tipo de juego, ya que al ser sensorial, los pequeños pueden descubrir texturas, tamaños, uso, etc. Para poder realizar este juego con los niños, lo ideal es tener “un baúl o cesta de los tesoros” para que los niños puedan experimentar libremente con los objetos.
Este tipo de juego es ideal para niños de a partir de un año y hasta los dos, que están en pleno juego funcional y la experimentación es necesaria para su desarrollo. Tanto padres como maestros durante mucho tiempo han creado sus propios materiales con texturas cotidianos, aunque cada vez son más las empresas que se dedican a realizar materiales para el juego heurístico en el desarrollo de los niños, como por ejemplo los materiales de madera.
Auto aprendizaje
En el juego heurístico los niños exploran, investigan y descubren los materiales, por eso, es importante que los materiales que se le proporcionen sean adecuados a su edad y no sean peligrosos. Es buena idea que permitas libertad a un niño para que explore tranquilamente todos los objetos que les proporcionas.
El niño debe ser el protagonista de sus propios aprendizajes para que descubra de forma natural lo que tiene delante y que nadie le guíe. Aunque el adulto le proporciona los materiales y en un primer momento se los muestra, lo que resulta importante en este juego es que sea el pequeño el que guíe su propio descubrimiento en los materiales.
El aprendizaje debe ser por descubrimiento, aprendiendo el conocimiento con el contacto directo. Esto le ayudará al pequeño a mejorar su autoestima, a disfrutar de la sensación de satisfacción al descubrir cosas nuevas y también sentirá cómo los demás respetan su ritmo de aprendizaje y sus necesidades.
Son los sentidos por tanto, además del tacto, los que ayudan al pequeño a descubrir a través de los sentidos las características de los objetos que tiene delante para manipular, de esta manera se sentirá con la capacidad suficiente para poder aprender a través de los sentidos.
Beneficios
Este tipo de juego tiene beneficios que son considerables y que es buena idea tenerlos en cuenta para poder potenciar este juego en niños de entre uno y dos años. Los beneficios más considerables que tiene son:
- Desarrollo de las capacidades cognitivas
- Potencia la imaginación y la creatividad
- Potencia las capacidades perceptivas
- Aumenta la autoestima
- Potencia la sensación de logro y satisfacción
- Desarrollo de la motricidad gruesa y fina
- Toma conciencia de la gravedad o el equilibrio
- Potencia el pensamiento matemático
- Mejora la comprensión del vocabulario
Además, los niños también potenciarás valores sociales ya que pueden comenzar a compartir. Lo ideal es que los objetos sean de tipo natural (papel, metal, cartón, corcho, etc.) que tengan un tamaño adecuado para evitar riesgo de asfixia (porque los niños se meten las cosas en la boca para explorar) y en un recipiente también natural como un cesto de madera o de mimbre, con el que el pequeño puede transportar, clasificar, etc. Los materiales en su sesión de juego. Es importante intentar evitar dentro de lo posible materiales como el plástico o los juguetes ya prediseñados.
Las fases
El juego heurístico consta de diversas fases, y es necesario que no dure más de 45 minutos o una hora y que se repartan en tres partes. Los niños pequeños de uno y dos años tienen poca capacidad de atención y retentiva, además que les gusta la estimulación y pasar de una actividad a otra, por eso, es buena idea que las partes duren más o menos 15 o 20 minutos cada una.
Fase preparatoria
La primera fase sería la fase preparatoria donde el adulto prepara el material en un espacio de juego vacío como una alfombra o en una mesa despejada. No tiene que haber otros elementos con los que el pequeño se pueda entretener. El adulto selecciona tres o cuatro tipos de materiales sensoriales diferentes y escoge los recipientes (un contenedor por cada material escogido).
Los niños se pueden encontrar los materiales fuera de los cestos para después meterlos ellos, o que sea el adulto el que indique la primera vez el tipo de material y los vaya colocando en los recipientes.
Fase de exploración
En esta fase los niños pequeños comienzan a explorar con los materiales que han seleccionado previamente. En su interior, se preguntan para qué sirven y qué pueden hacer con ellos. Probablemente los pasarán de un recipiente a otro o los tirarán al suelo para ver qué pasa y después recogerlos para seguir jugando.
También comienzan a tapar, destapar, abrir, cerrar, llenar, sacar, girar, encajar, agrupar, etc. Es el momento en que los pequeños están interaccionando directamente con los materiales. ¡Mientras se divierten están aprendiendo!
Fase de recogida
En la fase de recogida los niños deberán recoger, clasificar y organizar los materiales para ponerlos en su lugar correspondiente. Quizá en esta fase necesitan ayuda del adulto, para guardar todo el material donde corresponde. Con la guía del adulto será suficiente.
El papel del adulto es activo y pasivo al mismo tiempo. Porque primero prepara los materiales para que el niño pueda jugar, después tiene un papel pasivo cuando permite que sea el niño quien juegue libremente y por último, tiene un un papel un poco activo para ayudar al niño en la recogida del material.
Como hemos comentado antes, la duración de la sesión tiene que ser aproximadamente de 45 minutos e ir acabando antes de que los niños dejen de estar interesados o no tengan más curiosidad. En este sentido resulta fundamental, evitar que aparezca la apatía o al aburrimiento de los niños ante la actividad. Los niños jugando no deberían estar más de 25 minutos en total, dependiendo del interés que muestren hacia la actividad.