En momentos de estrés, siempre es bueno hacer una pausa y tomar conciencia del «aquí y el ahora». Se trata de lograr una atención plena o mindfulness.
Este tipo de atención, parte esencial de las tradiciones budistas e hindúes, se ha convertido en la principal manera de combatir el estrés y mejorar nuestra calidad de vida.
La investigación sugiere que la meditación consciente puede tener beneficios para la salud y el rendimiento:
1) Mejora la función inmune.
2) Reduce la presión arterial.
3) Mejora la función cognitiva.
Pero ¿cómo es que una sola práctica puede tener tan amplios beneficios?
Un nuevo artículo publicado en la última edición de la Association for Psychological Science trata de justificar estos efectos positivos.
El objetivo de este trabajo, según el autor Britta Hölzel, de la Harvard Medical School, es el de «desvelar la complejidad conceptual y mecanicista de la atención».
Hölzel y sus co-autores señalan que la atención no es únicamente una sola habilidad. Más bien, es una práctica mental que abarca varios mecanismos.
Los autores identifican específicamente a los cuatro componentes clave de la atención:
1) La regulación de la atención.
2) La conciencia corporal.
3) La regulación emocional.
4) El sentido de sí mismo.
A pesar de que estos componentes son teóricamente distintos, están estrechamente relacionados.
Si logras una adecuada regulación de la atención, por ejemplo, obtienes una conciencia mayor de tu estado fisiológico. Este incremento en la conciencia corporal, a su vez, nos ayuda a reconocer mejor las emociones que estamos experimentando. Todo esto en conjunto nos ayuda a tener una mayor conciencia de nosotros mismos.
Sin embargo, para lograr este nivel de atención es necesaria mucha práctica en meditación.
Los autores de este estudio siguen investigando para poder utilizar «la meditación consciente como una herramienta versátil para facilitar el cambio, tanto en psicoterapia como en la vida cotidiana».
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