Voy a describir una sesión de meditación. Básicamente hay que tener en cuenta que meditación en tibetano significa familiarizarse. Familiarizarse con hábitos mentales positivos o virtuosos y consiste en llevar nuestra mente a cierta atmósfera en la cual pueda contemplar las cosas de una manera distinta.
Dos tipos de meditación.
1) La meditación para generar concentración: en sánscrito de denomina Shamata o Shiné, en tibetano. Familiarizamos nuestra mente con un objeto de concentración particular, por ejemplo la respiración. Este tipo de meditación tiene la finalidad de llevar nuestra mente a un estado neutro, a un estado más tranquilo.
Este tipo de meditación calma la mente.
2) La meditación analítica: sirve para hacer una introspección. Se le conoce como Vipassana en sanscrito o Lakton en tibetano. Tiene la finalidad de llevar el entendimiento intelectual a la experiencia.
Este tipo de meditación logra un cambio en nuestra percepción de las cosas y de las personas. En definitiva, un cambio en la percepción de la realidad.
Ambas técnicas consisten en llevar nuestra mente a que se familiarice o relacione con ciertos hábitos mentales particulares.
Una sesión de meditación, ya sea Shamata o Vipassana, consta de 4 puntos fundamentales.
4 puntos fundamentales para meditar.
1) ADOPTAR UNA POSTURA ADECUADA
Hay que tener en cuenta ciertos puntos en nuestro cuerpo:
a) Las rodillas y las piernas: las rodillas llegan a tocar el suelo. Podemos sentarnos sobre un cojín para facilitar la postura. De esta forma se hace una escuadra entre las dos rodillas y los glúteos para que no te estés moviéndote o tambaleándote.
b) Las manos: la postura tradicional es la mano izquierda abajo y la mano derecha arriba y los pulgares se tocan ligeramente y descansan en el regazo (debajo del ombligo).
c) Los brazos: dejamos un espacio entre los brazos y el tronco; ni muy pegados ni muy separados.
d) La espalda: es el punto más importante. La espalda debe permanecer recta pero no tiene que estar rígida.
Cuando ponemos la espalda recta tendemos a tensar el cuello. Para evitar esto podemos inclinar ligeramente la barbilla.
Imagínate que tuviéramos unas monedas apiladas en nuestra columna vertebral. Si nos movemos se caen.
e) La lengua: la punta de la lengua la pegamos al paladar superior.
f) Los ojos: se mantienen un poco entreabiertos. No los enfocamos en nada en particular. Simplemente los mantenemos entreabiertos.
g) La mandíbula y la cabeza: las mantenemos relajadas.
2) GENERAR UNA MOTIVACIÓN POSITIVA.
Tenemos que dejar a nuestra mente bien claro qué es lo que estamos haciendo y para qué lo estamos haciendo.
¿Qué estamos haciendo? Meditación.
¿Para qué lo estamos haciendo? Para transformar mi mente y lograr más beneficios para mi y los demás.
Cada cual tiene motivaciones personal y distintas. Sin embargo, lo importante es que generemos una intención positiva.
3) INICIAMOS LA MEDITACIÓN.
Una vez que hemos adoptado la postura adecuada y nos hemos tomado unos momentos para generar una motivación adecuada, entramos en la meditación propiamente dicha.
Consiste en centrarnos en el objeto de la concentración en el caso del Shamata. Si hemos decidido concentrarnos en la respiración, familiarizaremos progresivamente nuestra mente con la respiración hasta lograr la concentración adecuada.
Si hacemos meditación analítica nos podemos familiarizar con alguna conclusión que hayamos llegado y la llevamos a la experiencia para hacerla parte de nuestra vida.
4) DEDICAR EL MÉRITO.
Dedicar el mérito significa pensar en toda la energía positiva que hemos acumulado y la canalizamos para que pueda servir de ayuda a otros.